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¿Qué comprende la verdadera educación?
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de poder ser útiles en el mundo. Pero cualquier esfuerzo que ensalce
la cultura intelectual por encima de la moral, va descaminado.
[277]
Instruir, cultivar, pulir y refinar a los jóvenes y los niños, debiera
ser la preocupación principal de padres y maestros.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos, 67
.
Su propósito es la edificación del carácter
—La más alta edu-
cación es la que imparte un conocimiento y una disciplina que
conducen a un mejor desarrollo del carácter, y prepara al alma para
aquella vida que se mide con la vida de Dios. En nuestros cálculos
no debe perderse de vista la eternidad. La más alta educación es la
que enseña a nuestros niños y jóvenes la ciencia del cristianismo, la
que les da un conocimiento experimental de los caminos de Dios,
y les imparte las lecciones que Cristo dio a sus discípulos, acerca
del carácter paternal de Dios.—
Consejos para los Maestros Padres y
Alumnos, 37
.
Es una preparación que dirige y desarrolla
—Hay una época
para desarrollar a los niños, y otra para educar a los jóvenes; es
esencial que en la escuela se combinen ambas en extenso grado. Se
puede preparar a los niños para que sirvan al pecado, o para que
sirvan a la justicia. La primera educación de los jóvenes amolda su
carácter, tanto en su vida secular como en la religiosa. Salomón dice:
“Instruye al niño en su carrera: aun cuando fuere viejo no se apartará
de ella”.
Proverbios 22:6
. Este lenguaje es positivo. La preparación
que Salomón recomienda consiste en dirigir, educar y desarrollar.
Para hacer esta obra, los padres y los maestros deben comprender
ellos mismos el “camino” por el cual debe andar el niño. Esto abarca
más que tener simplemente un conocimiento de los libros. Abarca
todo lo que es bueno, virtuoso, justo y santo. Abarca la práctica
de la templanza, la piedad, la bondad fraternal y el amor mutuo y
hacia Dios. A fin de alcanzar este objeto, debe recibir atención la
educación física, mental, moral y religiosa de los niños.—
Joyas de
los Testimonios 1:314
.
[278]
Prepara obreros para Dios
—Sobre los padres y las madres
descansa la responsabilidad de dar una educación cristiana a los
hijos que les han sido confiados. En ningún caso deben permitir que
ninguna ocupación absorba de tal modo su tiempo y sus talentos que
sus hijos queden a la deriva hasta que se separen de Dios. No han de
permitir que sus hijos caigan en las manos de incrédulos.