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Conducción del Niño
Han de hacer todo lo que está en su poder para apartarlos del
seductor espíritu del mundo. Han de prepararlos para que lleguen a
ser colaboradores con Dios. Han de ser la mano humana de Dios que
los prepare a ellos y a sus hijos para una vida eterna.—
Fundamentals
of Christian Education, 545
.
Enseña el amor y el temor de Dios
—Padres cristianos, por
amor de Cristo, ¿no examinaréis vuestros deseos, vuestros propósitos
para vuestros hijos y comprobaréis si soportarán la prueba de la ley
de Dios? La educación más esencial es la que les enseña el amor y
el temor de Dios.—
The Review and Herald, 24 de junio de 1890
.
Es considerada por muchos como anticuada
—La educación
que ha de durar tanto como la eternidad es casi por completo descui-
dada y considerada como anticuada y poco deseable. La educación
de los niños para que emprendan la obra de edificar el carácter,
teniendo en cuenta su bien presente, su paz y felicidad presente, y
para guiar sus pasos en el sendero señalado para los redimidos del
Señor, es considerada como pasada de moda y por lo tanto como
no esencial. A fin de que vuestros hijos entren por las puertas de
la ciudad de Dios como vencedores, deben ser educados en el te-
mor de Dios y en la observancia de sus mandamientos en la vida
actual.—
Fundamentals of Christian Education, 111
.
Siempre es progresiva y nunca se completa
—Nuestro trabajo
en esta vida es una preparación para la vida eterna. La educación em-
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pezada aquí no se completará en esta vida, sino que ha de continuar
por toda la eternidad, progresando siempre, nunca completa. La sa-
biduría y el amor de Dios en el plan de la redención se nos revelarán
más y más cabalmente. El Salvador, al llevar a sus hijos a las fuentes
de aguas vivas, les concederá ricos caudales de conocimiento. Y
día tras día las maravillosas obras de Dios, las pruebas de su poder
en la creación y el sostenimiento del universo, se manifestarán a
la mente en nueva belleza. A la luz que resplandece del trono, des-
aparecerán los misterios, y el alma se llenará de admiración ante la
sencillez de las cosas que nunca antes comprendiera.—
El Ministerio
de Curación, 371
.
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