La unidad en la disciplina
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antes que las palabras de los maestros que lamentan el mal.—
The
Review and Herald, 20 de enero de 1901
.
El trabajo del maestro se duplica debido a la falta de coope-
ración de los padres
—El descuido de los padres en la educación
de sus hijos hace que el trabajo del maestro sea doblemente difícil.
Los niños llevan el sello de los rasgos indóciles y antipáticos reve-
lados por sus padres. Al ser descuidados en el hogar, consideran la
disciplina de la escuela como opresiva y severa. Si no se los vigila
cuidadosamente, tales niños leudarán a otros con sus caracteres in-
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disciplinados y deformados. . . . El bien que los niños pueden recibir
en la escuela, para contrarrestar su educación defectuosa en el hogar,
se menoscaba por la simpatía que sus padres les demuestran en sus
faltas.
Los padres que creen en la Palabra de Dios, ¿continuarán con su
dirección torcida y confirmarán en sus hijos sus malas tendencias?
Los padres y madres que profesan la verdad para este tiempo debe-
rían volver en sí y no ser más participantes en este mal, no deberian
fomentar más los ardides de Satanás al aceptar el falso testimonio
de sus inconversos hijos. Es suficiente que los maestros tengan que
contender con la influencia de los hijos, sin tener también [que lu-
char con] la influencia de los padres.—
The Review and Herald, 9 de
octubre de 1900
.
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