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Conducción del Niño
el tiempo y a hacer valer cada movimiento. No sólo se les debiera
enseñar los mejores métodos, sino que se les debería inspirar la
ambición de mejorar constantemente. Debería ser su blanco hacer
su trabajo tan perfecto como puedan lograrlo las manos y el cerebro
humanos.
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Semejante educación hará a los jóvenes amos y no esclavos del
trabajo. Alegrará la suerte del labrador rudo y ennoblecerá hasta
la más humilde ocupación. El que considera el trabajo meramente
como una cosa penosa, y lo lleva a cabo con complacida ignorancia,
sin esforzarse por mejorar, hallará que es ciertamente una carga.
Pero los que reconozcan que hay ciencia en el trabajo más humilde,
verán en él nobleza y belleza y se deleitarán en hacerlo con fidelidad
y eficiencia.—
La Educación, 218
.
La riqueza no es una excusa para que no haya una prepa-
ración práctica
—En muchos casos, los padres que son ricos no
sienten la importancia de dar a sus hijos una educación en los de-
beres prácticos de la vida tanto como en las ciencias. No ven la
necesidad de darles un entendimiento cabal del trabajo útil para
bien de la mente y la moral de sus hijos y para su futura utilidad.
Esto deben a sus hijos para que, si llegara la desgracia, ellos puedan
mantenerse en noble independencia, sabiendo cómo usar las manos.
Si tienen un capital de vigor, no pueden ser pobres aun cuando no
tengan un dólar.
Muchos que en su juventud estuvieron en la prosperidad pueden
ser despojados de todas sus riquezas y dejados con padres y herma-
nos y hermanas que dependan de ellos para su sostén. Por lo tanto,
¡cuán importante es que cada joven sea educado para trabajar, a fin
de que esté preparado para cualquier emergencia! Ciertamente, las
riquezas son una maldición cuando sus poseedores permiten que se
interpongan en el camino de sus hijos e hijas y les impidan obtener
un conocimiento del trabajo útil a fin de que se preparen para la vida
práctica.—
Testimonies for the Church 3:150
.
Los niños deben compartir los deberes domésticos
—La ma-
dre fiel no será, ni puede serlo, una adicta a la moda, ni será una
esclava doméstica que soporte los caprichos de sus hijos y los excuse
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del trabajo. Les enseñará a compartir con ella los trabajos domésti-
cos a fin de que tengan un conocimiento de la vida práctica. Si los
niños comparten el trabajo con su madre, aprenderán a considerar