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La preparación para la vida práctica
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las ocupaciones útiles como esenciales para la felicidad, como en-
noblecedoras más bien que degradantes. Pero si la madre enseña a
sus hijas a ser indolentes, al paso que ella lleva las pesadas cargas de
la vida doméstica, les está enseñando a menospreciarla como a su
sirvienta, que les presta sus servicios y hace las cosas que ellas debie-
ran hacer. La madre siempre debiera retener su dignidad.—
Pacific
Health Journal, junio de 1890
.
Algunas madres cometen el error de desligar a sus hijas de las
faenas y los cuidados. Al hacer esto, las animan en la indolencia.
La excusa que a veces presentan estas madres es: “Mis hijas no son
fuertes”. Pero ellas tienen la culpa de que sean débiles e ineficientes.
El trabajo bien orientado es precisamente lo que necesitan para
ser fuertes, vigorosas, alegres, felices y valientes para afrontar las
diversas pruebas que nos acosan en esta vida.—
The Signs of the
Times, 19 de agosto de 1875
.
Asignense tareas útiles a los hijos
—La negligencia de los pa-
dres al descuidar el dar empleo a sus hijos ha resultado en males
indecibles, ha puesto en peligro las vidas de muchos jóvenes y ha
dañado tristemente su utilidad. Dios desea que tanto los padres co-
mo los maestros preparen a los hijos en los deberes prácticos de la
vida de cada día. Animadlos para que sean laboriosos. Las niñas,
y aun los muchachos que no tienen trabajo al aire libre, debieran
aprender a ayudar a la madre. Desde la niñez, debiera enseñarse a
los muchachos y las niñas a llevar cargas cada vez más pesadas,
con las que ayuden inteligentemente en el trabajo de la empresa
familiar. Madres, pacientemente mostrad a vuestros hijos cómo usar
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sus manos. Entiendan ellos que sus manos han de ser usadas tan
hábilmente como las vuestras en el trabajo doméstico.—
The Review
and Herald, 8 de septiembre de 1904
.
Cada hijo debiera llevar una parte de la carga hogareña y debiera
enseñársele a realizar su tarea fiel y alegremente. Si el trabajo se
distribuye en esta forma y los niños crecen acostumbrándose a llevar
responsabilidades adecuadas, ningún miembro de la familia estará
sobrecargado y todo se desarrollará agradable y suavemente en el
hogar. Se mantendrá una economía adecuada, pues cada uno estará
interiorizado de los detalles del hogar y se interesará en ellos.—
The
Signs of the Times, 23 de agosto de 1877
.