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Conocimiento y obediencia de las leyes de la vida
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sentado o de pie. Pero el maestro debería inculcar en los alumnos la
importancia de la respiración profunda. Muéstrese cómo la acción
sana de los órganos respiratorios, que ayuda a la circulación de la
sangre, vigoriza todo el organismo, excita el apetito, promueve la
digestión, produce un sueño sano y dulce y de ese modo no sólo hace
descansar el cuerpo, sino que calma y suaviza la mente. Al mismo
tiempo que se muestra la importancia de la respiración profunda,
debería insistirse en que se la practique. Háganse ejercicios que la
provoquen y al mismo tiempo trátese de formar el hábito.
La cultura de la voz tiene una parte importante en la cultura
física, puesto que tiende a dilatar y fortalecer los pulmones, y así
aleja la enfermedad. Para conseguir una fonación correcta tanto en
la lectura como en la conversación, cuídese de que los músculos
abdominales tengan libertad de movimientos al respirar y que los
órganos respiratorios no estén oprimidos. La tensión debería re-
caer sobre los músculos del abdomen más bien que sobre los de la
garganta. De ese modo se evitará un gran cansancio y una grave
enfermedad a la garganta. Debe darse cuidadosa atención al logro
de una articulación distinta, tonos suaves y bien modulados y una
pronunciación no muy rápida. Esto no sólo estimulará la salud sino
que contribuirá en gran medida a que sea más agradable y eficaz el
trabajo del estudiante.—
La Educación, 194, 195
.
Tres factores esenciales para la felicidad de la familia
—En el
estudio de la higiene, el maestro atento aprovechará toda oportunidad
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para mostrar la necesidad de una perfecta limpieza, tanto de las
costumbres personales como del ambiente en que uno vive. Debería
darse énfasis al valor del baño diario como estimulante para la salud
y la acción mental. También debería prestarse atención a la luz
solar y a la ventilación, a la higiene del dormitorio y de la cocina.
Enséñese a los alumnos que un dormitorio que reúna todas las
condiciones higiénicas, una cocina limpia y una mesa arreglada con
gusto y saludablemente provista lograrán más para la obtención de
la felicidad de la familia y la consideración de cualquier visitante
sensato, que cualquier conjunto de muebles costosos que adornen la
sala. No es menos necesaria ahora que cuando fue enseñada hace
mil ochocientos años, por el Maestro divino, la lección: “La vida
más es que la comida, y el cuerpo que el vestido”.—
La Educación,
195, 196
.