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Comiendo para vivir
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Instrucciones concernientes a un cambio en la alimenta-
ción
—Es un error suponer que la fuerza muscular dependa de con-
sumir alimento animal, pues sin él las necesidades del organismo
pueden satisfacerse mejor y es posible gozar de salud más robusta.
Los cereales, las frutas, las oleaginosas y las verduras contienen
todas las propiedades nutritivas para producir buena sangre. Estos
elementos no son provistos tan bien ni de un modo tan completo por
el régimen de carne. Si la carne hubiera sido de uso indispensable
para dar salud y fuerza, se la habria incluido en la alimentación
indicada al hombre desde el principio.
A menudo, al dejar de consumir carne, se experimenta una sen-
sación de debilidad y falta de vigor. Muchos insisten en que esto
prueba que la carne es esencial; pero se la echa de menos porque
es un alimento estimulante que enardece la sangre y excita los ner-
vios. A algunos les es tan difícil dejar de comer carne como a los
borrachos renunciar al trago; y sin embargo se beneficiarían con el
cambio.
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Cuando se deja la carne, hay que sustituirla con una variedad de
cereales, frutas oleaginosas, legumbres, verduras y frutas nutritivas
y agradables al paladar. Esto es particularmente necesario al tratarse
de personas débiles o que estén recargadas de continuo trabajo.—
Counsels on Diet and Foods, 243, 244
.
Son de ayuda los sustitutos bien preparados
—Cocinar bien
es un requisito esencial, especialmente cuando la carne no constituye
el principal alimento. Algo debe prepararse para ocupar el lugar de
la carne, y esos sustitutos de la carne deben ser bien preparados de
modo que no se la eche de menos.—
Carta 60a, 1896
.
Conozco familias que han cambiado de un régimen a base de
carne a otro deficiente. Su alimento está tan mal preparado que re-
pugna al estómago: y estas personas me han dicho que la reforma
pro salud no les sienta, pues están perdiendo su fuerza física. Esta es
una razón por la cual algunos no han tenido éxito en sus esfuerzos
para simplificar su alimentación. Siguen un régimen pobre. Prepa-
ran sus alimentos sin esmero ni variación. No debe haber muchas
clases de alimentos en una comida, pero cada comida no debe estar
compuesta invariablemente de las mismas clases de alimentos. El
alimento debe prepararse con sencillez, aunque en forma esmerada
para que incite al apetito.—
Joyas de los Testimonios 1:193, 194
.