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Conducción del Niño
establece el fundamento del hábito de beber licores.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 17
.
Efectos de estimulantes y narcóticos
—El efecto de estimulan-
tes y narcóticos es disminuir la fuerza física, y todo lo que afecte el
cuerpo afectará la mente. Durante un tiempo, un estimulante pue-
de despertar las energías y producir actividad mental y física, pero
cuando ha desaparecido la influencia estimulante, tanto la mente
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como el cuerpo estarán peor que antes. Los licores embriagantes y
el tabaco han demostrado ser una terrible maldición para nuestra
raza humana, no sólo debilitan el cuerpo y confunden la mente, sino
que rebajan la moral. Al ponerse a un lado el dominio de la razón,
predominan las pasiones animales. Mientras más abundantemente
se usen estos venenos, más brutal se volverá la naturaleza.—
The
Signs of the Times, 13 de septiembre de 1910
.
Enseñad a los niños a que aborrezcan los estimulantes
—En-
señad a vuestros hijos que aborrezcan los estimulantes ¡Cuántos
están fomentando ignorantemente en ellos un apetito por estas co-
sas!—
Cristian Temperance and Bible Hygiene, 17
.
Dios demanda de los padres que protejan a sus hijos contra
la complacencia del apetito y especialmente contra el uso de esti-
mulantes y narcóticos. Las mesas de los padres cristianos nunca
debieran estar cargadas con alimentos que contienen condimentos y
especias. Han de estudiar para preservar el estómago de cualquier
abuso.—
The Review and Herald, 27 de junio de 1899
.
En esta era disoluta, mientras menos excitante sea el alimento
tanto mejor. La temperancia en todas las cosas y un firme dominio
del apetito es el único sendero seguro.—
Testimonies for the Church
3:561
.
Una exhortación a los padres
—Los padres quizá han transmi-
tido a sus hijos tendencias al apetito y la pasión, que harán más
dificil la obra de educar y preparar a esos hijos para que sean es-
trictamente temperantes y tengan hábitos puros y virtuosos. Si el
deseo de alimentos malsanos y de estimulantes y narcóticos les
ha sido transmitido como un legado de sus padres, ¡qué tremen-
damente solemne responsabilidad descansa sobre los padres para
contrarrestar las malas tendencias que han dado a sus hijos! ¡Cuán
ferviente y diligentemente debieran trabajar los padres para cumplir
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