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Conducción del Niño
surgen las preguntas: ¿Quiénes han educado a los jóvenes? ¿Quiénes
han fomentado en ellos esos deseos ingobernables? ¿Quiénes han
descuidado la solemne responsabilidad de formar sus caracteres para
la utilidad en esta vida y para la compañía de los ángeles celestiales
en la venidera?—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 76
.
La verdadera obra comienza en el hogar
—Es en el hogar
donde debe comenzar la verdadera obra. La mayor responsabilidad
descansa sobre los que tienen la misión de educar a los jóvenes,
de formar su carácter. Esta es una obra para las madres, ayudar a
sus hijos a formar hábitos correctos y gustos puros. a desarrollar
fibra moral, verdadero valor moral. Enseñadles que no deben ser
arrastrados por otros. que no han de doblegarse ante influencias erró-
neas, sino que deben influir sobre otros para bien, para ennoblecer
y elevar a aquellos con quienes se relacionan. Enseñadles que si se
unen con Dios, tendrán fortaleza de él para resistir las más fieras
tentaciones.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 21, 22
.
La temperancia no es un asunto de broma
—Muchos hacen
del tema de la temperancia un asunto de broma. Pretenden que al
Señor no le preocupan asuntos tan insignificantes como nuestro
comer y beber. Pero si el Señor no se preocupase por estas cosas,
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no se hubiera revelado a la esposa de Manoa dándole instrucciones
definidas y ordenándole dos veces que tuviera cuidado para que no
las desobedeciera. ¿No es ésta evidencia suficiente de que Dios se
preocupa de estas cosas?—
Temperance, 233, 234
.
La reforma comienza con la madre
—En las Escrituras se ex-
plica el cuidado con que la madre debe vigilar sus propios hábitos
de vida.—
El Ministerio de Curación, 288
.
La reforma debiera comenzar con la madre antes del nacimien-
to de sus hijos, y si se obedecieran fielmente las instrucciones de
Dios, no existiría la intemperancia.—
The Signs of the Times, 13 de
septiembre de 1910
.
En las instrucciones del ángel a los padres hebreos iban incluidos
no sólo los hábitos de la madre. sino la educación del niño. No
bastaba que Sansón, el niño que iba a libertar a Israel, tuviera una
buena herencia al nacer, sino que a su nacimiento debía seguir una
esmerada educación. Desde la niñez había que enseñarle hábitos
de estricta templanza. . . . Las prescripciones dadas respecto a los
niños hebreos nos enseñan que nada de lo que afecte al bienestar