Capítulo 66—La enseñanza de los principios
fundamentales de la vestimenta
Una parte necesaria de la educación
—No puede ser completa
ninguna educación que no enseñe principios sanos en cuanto a la
indumentaria. Sin tal enseñanza, la obra de la educación es a menudo
retardada y pervertida. El amor al vestido, la devoción a la moda,
se encuentran entre los más formidables rivales y más efectivos
obstáculos del maestro.—
La Educación, 240
.
No se da un estilo preciso
—No se me ha dado un estilo preciso
como la norma exacta para guiar a todos en su vestimenta.—
Carta
19, 1897
.
Aseada, atractiva, limpia
—Se ha de estimular a los jóvenes a
formar hábitos correctos de vestir, de modo que su apariencia sea
aseada y atractiva; se les ha de enseñar a conservar sus vestidos lim-
pios y cuidadosamente remendados. Todas sus costumbres debieran
ser de tal carácter que hagan de ellos una ayuda y un alivio para
otros.—
Joyas de los Testimonios 2:436
.
El vestido debe ser apropiado y de buen gusto. Aunque se trate
de un percal barato, debe mantenerse pulcro y limpio.—
Testimonies
for the Church 4:642
.
Orden y gusto correcto
—Los cristianos . . . en su vestido evitan
lo superfluo y ostentoso, pero su ropa es prolija, modesta, no llama-
tiva y es llevada con orden y gusto.—
Mensajes para los Jóvenes,
247
.
El gusto correcto no es de despreciar ni condenar. Nuestra fe
llevada a la práctica, nos inducirá a ser tan sencillos en el vestir y
celosos de buenas obras, que seremos considerados peculiares. Pero
cuando perdemos el gusto por el orden y la prolijidad en el vestir,
dejamos virtualmente la verdad, pues la verdad nunca degrada, sino
que eleva.—
Mensajes para los Jóvenes, 249
.
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Mis hermanas, vuestro vestido habla en favor de Cristo y la
verdad sagrada o en favor del mundo. ¿Cuál es vuestro caso?—
Review and Herald, 17 de noviembre de 1904
.
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