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Conducción del Niño
Buen gusto en los colores y los modelos
—Debiera manifestar-
se buen gusto en los colores. En este respecto, los colores lisos son
deseables hasta donde sea conveniente. Sin embargo, debe tomarse
en cuenta la calidad. Deben buscarse los colores suaves. Al elegir
los figurines, debieran evitarse los modelos llamativos y chillones
que muestran vanidad y orgullo superficial en los que los eligen.
Y es malo un gusto extravagante al usar diferentes colores
Health
Reformer
—Citado en.—
Healthful Living, 120
.
Ténganse en cuenta la duración y la utilidad
—Nuestra indu-
mentaria, si bien modesta y sencilla. debe ser de buena calidad, de
colores decentes y apropiada para el uso. Deberíamos escogerla por
su durabilidad más bien que para la ostentación. Debe proporcionar-
nos abrigo y protección adecuados. La mujer prudente descripta en
los Proverbios “no tendrá temor de la nieve por su familia, porque
toda su familia está vestida de ropas dobles”.
Proverbios 31:21
.—
El
Ministerio de Curación, 220
.
La compra de buen material es economía
—Es correcto com-
prar buen material y pagar una buena hechura. Esto es economía.
Pero no se necesitan ricos atavíos, y consentir en ellos es gastar
para la complacencia propia dinero que debiera darse a la causa de
Dios.—
Counsels on Stewardship, 301
.
Recuérdense las necesidades de la viña del Señor
—Debiéra-
mos vestir con pulcritud y buen gusto. Pero, mis hermanas, cuando
estéis de compras y cuando hagáis vuestras ropas y las de vuestros
hijos, pensad en la obra de la viña del Señor que todavía espera ser
hecha.—
Counsels on Stewardship, 301
.
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Los mundanos gastan mucho en su vestimenta. Pero el Señor ha
instruido a su pueblo que salga del mundo y se separe. Los atavíos
llamativos o caros no condicen con los que profesan creer que están
viviendo en los últimos días. . . .
Practicad la economía en lo que gastáis en ropa. Recordad que
vuestro vestido ejerce constantemente una influencia en aquellos
con quienes os relacionáis No prodiguéis sobre vosotros mismos
medios que son grandemente necesarios en otras partes. No gastéis
el dinero del Señor para complacer el deseo de vestidos costosos.—
Manuscrito 24, 1904
.