La enseñanza de los principios fundamentales de la vestimenta
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La sencillez en el vestido hace resaltar la religión del que lo
lleva
—La sencillez del vestido favorecerá grandemente a una mujer
sensata.—
The Review and Herald, 17 de noviembre de 1904
.
Vestìos como deben vestirse las cristianas: con sencillez, ador-
nándoos modestamente como conviene a mujeres que profesan pie-
dad, con buenas obras.—
The Review and Herald, 6 de diciembre de
1881
.
Muchos a fin de mantenerse al día con modas absurdas, pierden
su gusto por la sencillez natural y se encantan con lo artificial.
Sacrifican tiempo y dinero, el vigor del intelecto y la verdadera
elevación del alma y dedican todo su ser a las demandas de la vida
elegante.—
The Health Reformer, abril de 1872
.
Queridos jóvenes, la inclinación a vestiros de acuerdo con la
moda y a usar encajes y oro y postizos para la ostentación, no re-
comendará a otros vuestra religión o la verdad que profesáis. La
gente de buen criterio considerará vuestras tentativas de embelle-
cer lo externo como una prueba de una mente débil y un corazón
orgulloso.—
Testimonies for the Church 3:376
.
No debiera haber una ostentación inadecuada
—Recordaría
a los jóvenes que se adornan y llevan plumas en sus sombreros
que, debido a sus pecados, la cabeza de nuestro Salvador llevó la
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vergonzosa corona de espinas. Cuando dedicáis un tiempo precioso
para acicalar vuestro atavío, recordad que el Rey de gloria vestía
una túnica simple e inconsútil. Vosotros que os fatigáis adornan-
do vuestras personas, recordad por favor que Jesús con frecuencia
estaba cansado por el incesante y arduo trabajo y la abnegación y
el sacrificio propio para bendecir a los dolientes y necesitados. . .
. Debido a nosotros, él derramó sus oraciones ante su Padre con
fuertes lamentos y lágrimas. Justamente para salvarnos del orgullo
y el amor a la vanidad y de los placeres en que ahora incurrimos,
que nos alejan del amor de Jesús, se derramaron esas lágrimas y el
rostro de nuestro Salvador fue marcado por el dolor y la angustia
más que el de cualquiera de los hijos de los hombres.—
Testimonies
for the Church 3:379, 380
.
Adornos innecesarios
—Prescindid de los adornos innecesarios
y reservad para el adelanto de la causa de Dios los medios así eco-
nomizados. Aprended la lección de la abnegación y enseñadla a
vuestros hijos.—
Counsels on Stewardship, 301, 302
.