Página 348 - Conducci

Basic HTML Version

344
Conducción del Niño
cia, se aproximen al otro sexo todo lo que sea posible y la moda es
que sus vestidos sean muy parecidos a los de los hombres, pero Dios
declara que esto es una abominación.
[402]
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor
y modestia”.
1 Timoteo 2:9
. ... Dios quería que hubiera una clara
distinción entre el vestido de hombres y mujeres y ha considerado
el asunto de importancia suficiente para dar instrucciones explícitas
acerca de él; pues la misma vestimenta usada por ambos sexos
ocasionaría confusión y gran aumento de crimen.—
Testimonies for
the Church 1:457-460
.
La vestimenta para la iglesia
—Nadie deshonre el santuario de
Dios por un atavío ostentoso.—
Joyas de los Testimonios 2:202
.
Debe enseñarse a todos a ser aseados, limpios y ordenados en
su indumentaria, pero sin dedicarse a los adornos exteriores que
son completamente impropios para el santuario. No debe haber
ostentación de trajes; porque esto estimula la irreverencia. Con
frecuencia la atención de la gente queda atraída por ésta o aquella
hermosa prenda, y así se infiltran pensamientos que no debieran
tener cabida en el corazón de los adoradores. Dios ha de ser el tema
del pensamiento y el objeto del culto; y cualquiera cosa que distraiga
la mente del servicio solemne y sagrado le ofende. La ostentación
de cintas y moños, frunces y plumas, y adornos de oro y plata, es
una especie de idolatría, y resulta completamente impropia para el
sagrado servicio de Dios.—
Joyas de los Testimonios 2:201, 202
.
Algunos tienen la idea de que a fin de realizar la separación del
mundo que requiere la Palabra de Dios, deben ser descuidados en
su atavío. Hay algunas hermanas que piensan que están llevando
a cabo el principio de no conformarse con el mundo al usar un
sombrero ordinario y el mismo vestido usado por ellas durante la
semana, el sábado cuando aparecen en la asamblea de los santos
para participar en el culto divino. Y algunos hombres que profesan
[403]
ser cristianos consideran el asunto del vestido de la misma manera.
Estas personas se reúnen con el pueblo de Dios el sábado con sus
vestidos empolvados y sucios y aun con roturas en la ropa que visten
de una manera descuidada.
Estos mismos, si tuvieran una cita con un amigo honrado por el
mundo, de quien desearan obtener un favor especial, se afanarían
para presentarse ante él con el mejor atavío que les fuera posible;