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Precauciones y consejos
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Una exhortación a una hija consentida
Su mente es im-
pura. A Ud. se la alivió de las responsabilidades y el trabajo por
completo durante demasiado tiempo. Los deberes del hogar habrían
sido una de las más ricas bendiciones que podría haber recibido.
El cansancio la hubiera perjudicado una décima parte de lo que la
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han perjudicado sus pensamientos lascivos y su conducta. Ud. tiene
ideas incorrectas en cuanto a la sociabilidad entre las niñas y los
muchachos, y le ha sido muy atrayente estar en compañía de los
muchachos. Ud. no es pura en su corazón y en su mente. Se ha
hecho daño leyendo relatos de amor y romances y su mente ha sido
fascinada con pensamientos impuros. Su imaginación se ha corrom-
pido hasta el punto de que parece no tener poder para dominar sus
pensamientos. Satanás la lleva cautiva a su placer. . . .
Su conducta no ha sido casta, modesta ni de buen nombre. No ha
tenido el temor de Dios delante de sus ojos. Con tanta frecuencia ha
disimulado a fin de realizar sus planes, que su conciencia ha quedado
dañada. Mi querida niña, a menos que Ud. se detenga justamente
donde está, con seguridad la ruina está delante de Ud. Cese en sus
ensueños, en su forjar de castillos. Detenga sus pensamientos de los
canales de la necedad y la corrupción.
Ud. no puede tratarse con los jóvenes con seguridad. Una marea
de tentación se levanta y surge en su pecho, teniendo la tendencia a
desarraigar los principios, la virtud femenina y el verdadero recato.
Si prosigue con su conducta voluntariosa y terca, ¿cuál será su
suerte? . . . Ud. está en peligro, pues está justamente a punto de
sacrificar sus intereses eternos ante el altar de la pasión. La pasión
está obteniendo un dominio positivo de todo su ser, ¿una pasión de
qué calidad? De una naturaleza baja y destructora. Al rendirse a ella,
amargará la vida de sus padres, traerá vergüenza a sus hermanas,
sacrificará su propio carácter y perderá su derecho al cielo y a la vida
gloriosa e inmortal. ¿Está lista a hacer esto? . . . Ud. es descocada. Le
gustan los muchachos y le gusta hacerlos el tema de su conversación.
“De la abundancia del corazón habla la boca”. Los hábitos se han
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hecho poderosos para dominarla y Ud. ha aprendido a engañar
a otros a fin de realizar sus propósitos y cumplir sus deseos. No
Estos son extractos de una carta a una niña voluntariosa que practicaba el vicio
secreto.