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La batalla por la reforma
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te esfuerzo y principios bien determinados. Una persona vacilante
no tendrá éxito en alcanzar la perfección cristiana. La tal será pesada
en balanza y hallada falta. Como un león rugiente, Satanás busca
a su presa. Ensaya sus trampas en cada joven desprevenido. . . .
Satanás dice a los jóvenes que hay tiempo suficiente todavía, que
pueden complacerse en el vicio y el pecado esta sola vez y nunca
más. Pero esa sola complacencia envenenará toda su vida. No os
aventuréis ni una vez en terreno prohibido. En este peligroso día
del mal, cuando las tentaciones al vicio y la corrupción están por
doquiera, elévese al cielo el ferviente y cordial clamor de la juven-
tud: “¿Con qué limpiará el joven su camino?” Y ojalá se abran sus
oídos y su corazón se incline para obedecer la instrucción dada en la
respuesta: “Con guardar tu Palabra”.—
Testimonies for the Church
2:408, 409
.
[440]
Todos son responsables por sus actos mientras estén en este
mundo de prueba. Todos tienen poder para controlar sus acciones si
lo desean. Si son débiles en la virtud y la pureza de los pensamientos
y actos, pueden obtener ayuda del Amigo de los desvalidos. Jesús
está familiarizado con todas las debilidades de la naturaleza humana,
y si se le suplica, dará fortaleza para vencer las más poderosas
tentaciones. Todos pueden obtener esta fortaleza si la buscan con
humildad.—
An Appeal to Mothers, 31
.
La única seguridad para los jóvenes en esta era de corrupción es
confiar en Dios. Sin la ayuda divina, serán incapaces de dominar las
pasiones y apetitos humanos. En Cristo está la ayuda que justamente
necesitan, pero cuán pocos vendrán a él en procura de aquella ayuda.
Jesús dijo cuando estaba en la tierra: “No queréis venir a mí para
que tengáis vida”. Todos pueden vencer en Cristo. Podéis decir con
el apóstol: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó”. Y otra vez: “Golpeo mi cuerpo, y
lo pongo en servidumbre”.—
Testimonies for the Church 2:409
.
Se puede encontrar verdadero placer en Cristo
—La única
seguridad firme para nuestros hijos contra cualquier práctica viciosa
es procurar ser admitidos en el aprisco de Cristo y ser entregados
al cuidado del fiel y leal Pastor. El los salvará de todo mal, los res-
guardará de todo peligro si escuchan su voz que dice: “Mis ovejas
oyen mi voz,. . .y me siguen”. En Cristo ellas encontrarán pasto,
obtendrán fortaleza y esperanza y no serán turbadas con anhelos in-