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Conducción del Niño
elevada de sabiduría: la Palabra de Dios. La razón por la que hay tan
pocos hombres de sana inteligencia, de estabilidad y sólido valor es
porque Dios no es temido, Dios no es honrado, los principios de la
religión no se practican en la vida como debieran serlo.
Dios quiere que aprovechemos de todo medio para cultivar y
fortalecer nuestras facultades intelectuales. . . . Si se leyera más
la Biblia, si sus verdades fueran mejor entendidas, habría gente
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mucho más esclarecida e inteligente. Se imparte energía al alma al
escudriñar sus páginas.—
Christian Temperance and Bible Hygiene,
126
.
Es el fundamento de la prosperidad del hogar, social y na-
cional
—Las enseñanzas de la Biblia influyen en forma vital sobre
la prosperidad del hombre en todas las relaciones de esta vida. Desa-
rrolla los principios que son la base de la prosperidad de una nación,
principios vinculados con el bienestar de la sociedad y que son la
salvaguardia de la familia, principios sin los cuales ningún hombre
puede alcanzar utilidad, felicidad u honra en esta vida, ni asegurarse
la vida futura inmortal. No hay posición alguna en esta vida, ni fase
alguna de la experiencia humana para la cual la enseñanza de la
Biblia no constituya una preparación indispensable.—
Patriarcas y
Profetas, 648
.
El conocimiento de las Escrituras es una salvaguardia
—Des-
de niño Timoteo conocía las Escrituras, y este conocimiento le salva-
guardó de las malas influencias que le rodeaban, y de la tentación a
escoger el placer y la complacencia egoísta antes que el deber. Todos
nuestros hijos necesitan una salvaguardia tal; y debe ser parte de la
obra de los padres y de los embajadores de Cristo cuidar de que los
niños estén debidamente instruidos en la Palabra de Dios.—
Joyas
de los Testimonios 1:530
.
El amor por la Biblia no es natural
—Los jóvenes son ignoran-
tes e inexpertos y el amor por la Biblia y sus sagradas verdades no
surgirá naturalmente. A menos que se hagan grandes esfuerzos para
erigir en torno de ellos barreras para resguardarlos de las maquina-
ciones de Satanás, están sometidos a sus tentaciones y son llevados
cautivos por él a su placer. En sus tiernos años han de enseñarse a
los niños las demandas de la ley de Dios y la fe en Jesús nuestro
Redentor para limpiar de las manchas del pecado. Esta fe debe ser
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