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El poder de la oración
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Los jefes de familia debieran ocuparse especialmente de que
la hora del culto sea sumamente interesante. Dedicándole algo de
atención y cuidadosa preparación, cuando nos presentamos ante la
presencia de Dios, el culto familiar puede ser agradable y estará
lleno de resultados que únicamente revelará la eternidad. Elija el
padre una porción de las Escrituras que sea interesante y fácil de
entender; serán suficientes unos pocos versículos para dar una lec-
ción que pueda ser estudiada y practicada durante el día. Se pueden
hacer algunas preguntas. Pueden presentarse a manera de ilustración
unas pocas, serias e interesantes observaciones, cortas y al punto.
Por lo menos debieran cantarse unas pocas estrofas de un himno
animado, y la oración debe elevarse corta y al punto. El que dirige
en oración no debiera orar por todas las cosas, sino que debiera
expresar sus necesidades con palabras sencillas y su alabanza a Dios
con gratitude.—
The Signs of the Times, 7 de agosto de 1884
.
Para despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia,
mucho depende del uso que se haga de la hora del culto. Las horas
del culto matutino y del vespertino deberían ser las más dulces y
útiles del día. Entiéndase que no deben interponerse a esa hora
pensamientos inquietos y faltos de bondad; reúnanse los padres y los
niños para encontrarse con Jesús y para invitar a los santos ángeles a
estar presentes en el hogar. Los cultos deberían ser breves y llenos de
vida, adaptados a la ocasión y variados. Todos deberían tener parte
en la lectura de la Biblia, aprender y repetir a menudo la ley de Dios.
Los niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan
la lectura. Hacedles preguntas acerca de lo leído y permitidles que
también las hagan ellos. Mencionad cualquier cosa que sirva para
ilustrar su significado. Si el culto no es demasiado largo, permitid
que los pequeñuelos oren y se unan al canto, aunque se trate de una
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sola estrofa.—
La Educación, 181
.
Orad clara y distintamente
—Por vuestro propio ejemplo en-
señad a orar con voz clara y distinta. Enseñadles a levantar la cabeza
de la silla y que no se cubran nunca la cara con las manos. Así
pueden ofrecer sus sencillas oraciones, repitiendo al unísono el Pa-
drenuestro.—
Manuscrito 12, 1898
.
El poder de la música
—La historia de los cantos de la Biblia
está llena de sugestiones en cuanto a los usos y beneficios de la
música y el canto. A menudo se pervierte la música haciéndola servir