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El libro de la naturaleza
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las solemnes glorias de la luna, en el frío del invierno, en el calor
del verano, en las estaciones cambiantes, en el perfecto orden y la
armonía regidos por el poder infinito; aquí hay temas que demandan
el pensamiento profundo, y la expansión de la imaginación.
Si los frivolos y los que buscan placeres espacian sus mentes
en lo que es real y verdadero, el corazón no dejará de llenarse de
reverencia, y adorarán al Dios de la naturaleza. La contemplación y el
estudio del carácter de Dios como está revelado en sus obras creadas
abrir. . . un campo de pensamiento que desviará la mente de las
diversiones rastreras, degradantes y enervadoras. Únicamente en este
mundo podemos comenzar a obtener el conocimiento de las obras
de Dios y de sus caminos. Este estudio proseguirá a través de toda la
eternidad. Dios proporciona al hombre motivos de pensamiento que
pondrán en actividad todas las facultades de la mente. Podemos leer
el carácter del Creador en los cielos que se extienden por arriba y en
la tierra aquí abajo, llenando el corazón de gratitud y agradecimiento.
Cada nervio y sentido responderá a las expresiones del amor de
Dios manifestadas en sus maravillosas obras.—
Testimonies for the
Church 4:581
.
La naturaleza y la Biblia fueron los libros de texto de Jesús
Se educó en las fuentes designadas por el Cielo, en el trabajo útil,
en el estudio de las Escrituras, en la naturaleza y en las experiencias
de la vida, en los libros de texto de Dios, llenos de enseñanza para
todo aquel que recurre a ellos con manos voluntarias, ojos abiertos y
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corazón dispuesto a entender.—
El Ministerio de Curación, 311
.
Su conocimiento íntimo de las Escrituras nos demuestra cuán
diligentemente dedicó sus primeros años al estudio de la Palabra de
Dios. Delante de él se extendía la gran biblioteca de las obras de
Dios. El que había hecho todas las cosas, estudió las lecciones que su
propia mano había escrito en la tierra, el mar y el cielo. Apartado de
los caminos profanos del mundo, adquiría conocimiento científico
de la naturaleza. Estudiaba la vida de las plantas, los animales y
los hombres. Desde sus más tiernos años, fue dominado por un
propósito: vivió para beneficiar a otros. Para ello, hallaba recursos
en la naturaleza; al estudiar la vida de las plantas y de los animales
concebía nuevas ideas de los medios y modos de realizarlo. . .
Así se revelaba a Jesús el significado de la Palabra y las obras
de Dios, mientras trataba de comprender la razón de las cosas que