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Las recompensas
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Los hijos serán llevados a los brazos de sus madres
—¡Oh
maravillosa redención, tan descripta y tan esperada, contemplada
con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida!
Los justos vivos son mudados “en un momento, en un abrir
de ojo”. A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos
inmortales, y juntamente con los santos resucitados son arrebatados
para recibir a Cristo su Señor en los aires. Los ángeles “juntarán sus
escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro”.
Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a
quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para
no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad
de Dios.—
El Conflicto de los Siglos, 703
.
El día largamente anhelado
—Desde el día en que la primera
pareja se alejara apesadumbrada del Edén, los hijos de la fe han
esperado la venida del Prometido que había de aniquilar el poder
destructor de Satanás y volverlos a llevar al paraíso perdido.—
El
Conflicto de los Siglos, 344
.
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El cielo nos habrá costado bastante poco, aun cuando lo obten-
gamos por medio del sufrimiento. . . . Al ver lo que debemos ser
para heredar la gloria, y ver luego cuánto sufrió Jesús para obtener
en nuestro favor una heredad tan preciosa, rogué que fuésemos bau-
tizados en los sufrimientos de Cristo, para no atemorizarnos frente
a las pruebas, sino soportarlas con paciencia y gozo, sabiendo que
Cristo sufrió a fin de que por su pobreza y sufrimientos nosotros
pudiésemos ser enriquecidos.—
Primeros Escritos, 66, 67
.
¡El cielo vale cualquier precio!
—Para nosotros el cielo vale
cualquier precio. En este asunto, no debemos correr ningún riesgo.
Aquí no debemos aventurarnos. Debemos saber que nuestros pasos
son ordenados por el Señor. Dios nos ayude en la gran obra de
triunfar. El tiene coronas para los vencedores. Tiene mantos blancos
para los justos. Tiene un eterno mundo de gloria para los que busquen
gloria, honra e inmortalidad. Todos los que entren en la ciudad
de Dios, entrarán como vencedores. No entrarán como criminales
condenados, sino como hijos de Dios. Y la bienvenida que se dé
a cada uno que entre, será: “Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.
Mateo 25:34
.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 149
.