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Lecciones prácticas del libro de la naturaleza
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aprenderán el secreto del crecimiento en la gracia.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos, 96
.
Superación del ambiente
—En Norteamérica tenemos los lo-
zanos nenúfares. Estas hermosas flores crecen puras, inmaculadas,
perfectas, sin una sola mancha. Surgen en medio de una masa de
desechos. Le dije a mi hijo: “Quiero que trates de conseguirme el ta-
llo de ese nenúfar y arrancarlo tan cerca de la raíz como sea posible.
Quiero que comprendas algo relacionado con él”.
Me trajo varios nenúfares, y yo los observé. Todos estaban llenos
de canalitos abiertos, y los tallos extraían el alimento de la arena
limpia que había debajo, y estos elementos nutritivos se convertían
en el puro e inmaculado nenúfar. Rehusaba todos los desechos.
Rehusaba todo lo repugnante. Y así se desarrollaba en toda su
pureza.
Esta es exactamente la manera en que debemos educar a nuestros
jóvenes en este mundo, que sus mentes y corazones reciban instruc-
ción acerca de quién es Dios, quién es Jesucristo, y el sacrificio que
ha realizado en nuestro favor. Que absorban la pureza, la virtud, la
gracia, la cortesía, el amor y la paciencia; que las absorban de la
Fuente de todo poder.—
Manuscrito 43a, 1894
.
Lecciones de confianza y perseverancia
—“Mas pregunta, si
quieres, a las bestias, que ellas te enseñarán, o a las aves del cielo,
que ellas te lo dirán; . . . y los peces del mar te lo contarán”. “Ve a la
hormiga, . . . considera sus caminos”. “Mirad las aves”. “Considerad
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los cuervos”.
Job 12:7
;
Proverbios 6:6
;
Mateo 6:26
;
Lucas 12:24
.
No solamente hemos de hablar al niño de estas criaturas de
Dios. Los mismos animales deben ser sus maestros. Las hormigas
enseñan lecciones de trabajo paciente, de perseverancia para vencer
los obstáculos, de previsión para el futuro. Los pájaros son maestros
de la dulce lección de la confianza. Nuestro Padre celestial hace
provisión para ellos, pero ellos deben buscar alimento, construir
sus nidos, y criar a sus hijos. Constantemente están expuestos a los
enemigos que tratan de destruirlos y, sin embargo, ¡con qué ánimo
hacen el trabajo! ¡Cuán gozosos son sus cantos!
Es hermosa la descripción que hace el salmista del cuidado de
Dios por las criaturas de los bosques:
“Las altas montañas son para las cabras monteses;