Página 88 - Conducci

Basic HTML Version

84
Conducción del Niño
y las prácticas de su niñez. Los niños son particularmente suscep-
tibles a las impresiones, y deberían impartírseles conocimientos
sanitarios no permitiéndoseles el desorden.—
Manuscrito 32, 1899
.
Enseñadles amor a la limpieza y odio a la suciedad
—Debe-
ríais cultivar un amor por la pulcritud y la estricta limpieza.—
Testi-
monies for the Church 2:66
.
Vestid a vuestros hijos con sencillez. Confeccionad su ropa con
material durable. Mantenedlos atrayentes y limpios. Enseñadles a
odiar todo lo que sea suciedad e impureza.—
Manuscrito 19, 1901
.
Que las energías que ahora se emplean para planear innecesaria-
mente lo que comeréis y beberéis o con qué os vestiréis, se dirijan
a mantener limpias sus personas [de vuestros hijos] y aseadas sus
ropas. No me entendáis mal en esto. Yo no digo que debáis mante-
nerlos encerrados, como muñecas. No hay nada impuro en la arena
limpia y en la tierra seca; son las emanaciones del cuerpo las que
contaminan, y que requieren que la ropa sea cambiada y el cuerpo
lavado.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 141
.
Mantened limpios los alrededores
—Familias enteras podrían
ser ayudadas y bendecidas si los padres encontraran algo que hacer
para sus hijos. ¿Por qué no son más explícitos los pastores y los
maestros en este tema que significa tanto para la salud física y
la solidez espiritual? Los niños y las niñas de la familia deberían
sentir que forman parte de la empresa del hogar. Deberían esforzarse
por mantener los alrededores limpios de toda cosa desagradable.
[100]
Deberían darse instrucciones en ese sentido.—
Carta 108, 1898
.
Cualquier forma de desaseo fomenta la enfermedad. Los gérme-
nes mortiferos abundan en los rincones oscuros y descuidados, en
los desechos pútridos, en la humedad y el moho. No se toleren cerca
de la casa los desperdicios de verduras ni los montones de hojas
caídas que se pudren y vician el aire. No debe haber tampoco dentro
de la casa cosas sucias o descompuestas. En ciudades consideradas
completamente sanas, más de una epidemia de fiebre se debió a sus-
tancias pútridas toleradas alrededor de la casa de algún propietario
negligente.
La limpieza perfecta, la abundancia de sol, la cuidadosa atención
a las condiciones sanitarias de todo detalle de la vida doméstica,
son esenciales para librarse de las enfermedades y para alegrar y