Errores señalados
La escuela sabática, si es bien dirigida, es uno de los grandes
instrumentos de Dios para traer almas al conocimiento de la verdad.
No es el mejor plan que sólo los maestros hablen. Ellos deberían
inducir a los miembros de la clase a decir lo que saben. Y entonces el
maestro, con pocas palabras y breves observaciones o ilustraciones,
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debería imprimir la lección en sus mentes. Bajo ninguna circunstan-
cia deberían los maestros pasar mecánicamente la lección y sentarse
luego, dejando a los niños mirando en derredor o cuchicheando y
jugando, como los hemos visto hacer. Semejante enseñanza no es
beneficiosa; muchas veces es perjudicial. Si el maestro está debida-
mente preparado, cada momento puede ser usado con provecho. Las
activas mentes de los niños deberían ser mantenidas constantemente
ocupadas. Se les debería hacer expresar sus ideas y corregirlas o
aprobarlas, según requiera el caso. Pero nunca debería el maestro
sentarse y decir: “He terminado.”—
Testimonies on Sabbath-School
Work, 18, 19
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