Página 206 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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El tratamiento de los alumnos que yerran
En la obra de la escuela sabática se nos pedirá a veces que
corrijamos a los que hacen equivocaciones y caen en el pecado y
el error. Cristo nos ha dado en su Palabra lecciones muy claras
respecto a la manera de tratar a los que yerran, pero muchos no
las han puesto en práctica. No las han estudiado y atesorado en
el corazón de manera que el Espíritu Santo pudiera iluminar el
oscurecido entendimiento y enternecer y quebrantar el empedernido
corazón, tanto del maestro como del alumno. El Espíritu Santo hará
sensible y lleno de simpatía el corazón, y lo librará del orgullo y el
egoísmo.
Es probable que algunos de los alumnos de la escuela sabática se
porten mal y hagan cosas que molesten al maestro. Pero éste no debe
usar palabras mordaces, ni manifestar un espíritu irrefrenado, porque
en tal caso no estaría usando la espada del Espíritu, sino las armas
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de Satanás. Aunque la mala conducta del discípulo es difícil de
soportar, aunque es preciso corregir el mal, observar los reglamentos
y respetar la justicia, guarde el maestro, no obstante, el camino del
Señor, y mezcle con la justicia la misericordia. Mire la cruz del
Calvario, y vea cómo allí la misericordia y la verdad se encontraron,
cómo la justicia y la paz se besaron. Allí, por medio del sacrificio
divino, el hombre puede ser reconciliado con Dios. Al contemplar el
amor de Cristo, vuestro corazón se ablandará para tratar a los niños
como a los miembros menores de la familia del Señor. Recordaréis
que son propiedad de Cristo, y estaréis dispuestos a tratarlos del
mismo modo que Cristo os ha tratado a vosotros.
El trato áspero no ayudará nunca al niño a reconocer sus errores
ni a reformarse. Llévense a la práctica, con el espíritu de Cristo, los
reglamentos de la escuela, y cuando sea necesario dar una reprensión,
hágase esta desagradable tarea con tristeza y amor. No creáis que es
vuestro deber reprender públicamente al alumno, y humillarlo así
delante de toda la escuela. Con esto no se presentaría un ejemplo
digno a los niños, porque sería semilla productora de una siega
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