Página 32 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica
lo temporal por encima de lo espiritual y eterno. Este olvido de Dios
y el descuido de su Palabra es el ejemplo que dan a sus hijos, que
amoldará su mente de acuerdo con la norma mundana y no según la
elevada norma establecida por Cristo.
Algunos padres invierten horas en su propia diversión, con-
versando acerca de cosas mundanas, poniendo a Dios fuera de su
pensamiento y de su corazón. ¡Cuánto más provechoso es ser fieles
discípulos de Cristo, y estar ocupados en escudriñar las Escrituras,
para poder llegar a ser enteramente instruídos para toda buena obra
y para ser capaces de dar una explicación inteligente de la Palabra
dada por Dios para guiar nuestros pasos a las playas eternas!
Se oye a las madres deplorando no tener tiempo de enseñar a
sus hijos, no tener tiempo de instruirlos en la Palabra de Dios. Pero
esas mismas madres hallan tiempo para el adorno exterior, para
hacer ornamentos con alforzas, fruncidos y bordados innecesarios.
Adornos inútiles se ven sobre sus propios vestidos y sobre los de
sus hijos. El ornamento interno de la mente y la cultura del alma se
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descuidan como si fueran inferiores al adorno de la ropa. Se deja
que la mente de las madres y de los niños pase hambre por seguir
las costumbres y las modas.
Toda la familia ha de unirse en el estudio de la Biblia
Padres y madres, os rogamos que asumáis vuestros deberes que
por largo tiempo habéis descuidado. Escudriñad las Escrituras por
vosotros mismos; ayudad a vuestros hijos en el estudio de la Sagrada
Palabra. Haced una obra diligente a causa del descuido pasado. No
despidáis a los niños de vuestro lado para que estudien la Biblia por
sí mismos, sino leedla con ellos, enseñadles de una manera sencilla
lo que sabéis y manteneos en la escuela de Cristo como diligentes
estudiantes vosotros mismos. Determinad que esta obra no será des-
cuidada. Madres, vestíos vosotras mismas y vestid a vuestros niños
con ropas sencillas, limpias y pulcras, pero sin adornos innecesarios.
Cuando aprendáis a hacer esto, a vestiros con escrupulosa sencillez,
no tendréis excusa por ser novicios en las Escrituras. Seguid el man-
dato de Cristo: “Escudriñad las Escrituras;” entonces acrecentaréis
vuestra propia fortaleza espiritual y seréis aptos para instruir a vues-