Los padres en la Escuela Sabática
La escuela sabática proporciona preciosas oportunidades y privi-
legios para los jóvenes. Los padres deben apreciar altamente estas
ventajas, y mostrar a sus hijos que los aprecian. Si no manifiestan
interés decidido en la escuela ellos mismos, no pueden esperar que
sus hijos lo hagan. En la escuela sabática, los padres aprenden tan-
to como sus hijos. Así los padres como los niños deben tratar de
obtener un conocimiento de las Escrituras. Los demás libros deben
ser secundarios con respecto a la Palabra de Dios. Cristo dijo: “Es-
cudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.”
Todos nosotros debiéramos familiarizarnos mejor con las profecías,
y tener un conocimiento más acabado de las lecciones prácticas de
Cristo. Si meramente leemos las Escrituras sin interés, no podemos
comprender plenamente las verdades allí contenidas.
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El estudio cotidiano de la lección
Los padres deben
escudriñar
las Escrituras con sus hijos. Deben
llegar a familiarizarse con las lecciones ellos mismos; entonces pue-
den ayudar a sus niños a aprenderlas. Debe dedicarse una parte de
cada día al estudio de las lecciones, no sólo aprendiendo a repetir
mecánicamente las palabras, mientras la mente no comprende el
significado, sino que hay que tratar de ir al mismo fundamento, y
familiarizarse con lo que presenta la lección. La indiferencia de
los hijos, en muchísimos casos, es imputable a los padres. Son in-
diferentes, y los hijos participan del mismo espíritu. Si los padres
manifiestan que atribuyen importancia a la escuela sabática, revelan-
do hacia ella respeto y exaltándola, los hijos imitarán generalmente
su ejemplo.
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