El más elevado objetivo
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a ser agentes eficientes en las manos de Dios para la conversión de
nuestros discípulos. Hemos de ser imbuídos del espíritu de trabajo
ferviente y asirnos de Cristo, reclamándolo a él como nuestra única
eficiencia. Nuestro entendimiento debe ser ensanchado, a fin de que
tengamos un concepto adecuado de las cosas que pertenecen a la
vida eterna. Nuestro corazón debe ser enternecido y sojuzgado por la
gracia de Cristo a fin de que lleguemos, a ser verdaderos educadores.
Pregúntense los directores y maestros: ¿Creo yo la Palabra de
Dios? ¿Estoy entregándome a Aquel que se dió a sí mismo por mí y
sufrió una muerte cruel en la cruz para que yo no pereciera sino que
tuviese vida eterna? ¿Creemos nosotros que Jesús está atrayendo a
las almas de aquellos que nos rodean, aun de aquellos que viven en la
impenitencia y no responden a su atracción? Entonces, con corazón
contrito decid: “Maestro, yo me allegaré a ti con todos los poderes
de mi influencia. Confío en ti y sólo en ti para tocar y sojuzgar el
corazón por medio del poder del Espíritu Santo.”—
Testimonies on
Sabbath-School Work, 47-50
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