Página 78 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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La lección suprema
Si los jóvenes que son fuertes empeñan hasta el límite sus facul-
tades escudriñando la Biblia, tendrán mentes provistas de valiosos
conocimientos que resplandecerán como una luz sobre aquellos con
quienes se asocien. La escuela sabática debería ser un lugar donde
aquellos que han progresado en los conocimientos divinos puedan
inculcar ideas nuevas respecto a la fe del pueblo de Dios.
Cuando todos los que profesan ser cristianos lo sean de hecho
y en verdad, la escuela sabática no será más una fría rutina de
culto. Los maestros entenderán entonces la lección que Cristo dió
a Nicodemo, y la enseñarán, haciendo ver cuánto afecta al destino
humano. Jesús dijo a aquel jefe de Israel: “De cierto, de cierto te
digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.” A
menos que un hombre nazca de nuevo, no puede entender el carácter
del reino de los cielos, ni discernir su naturaleza espiritual. En esas
palabras, Cristo le estaba diciendo a Nicodemo:
“No es la sabiduría tanto como la regeneración interior lo que
necesitas. No es tanto que se te satisfaga la curiosidad como tener un
nuevo corazón, lo que has menester, y mientras no se verifique ese
cambio, mientras no sean hechas nuevas todas las cosas, no será de
ningún beneficio salvador para ti que yo discuta contigo el asunto de
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mi autoridad, mi obra, ni mi misión como quien lleva credenciales
del cielo.”
Para conocer la verdad y darla a los demás
La lección que Cristo dió a Nicodemo es importante para cada
maestro, cada obrero de la. escuela sabática, cada joven y niño.
Seguramente es importante que nos familiaricemos con las razones
de nuestra fe; pero el conocimiento más importante que hay que
obtener es el conocimiento experimental de lo que significa nacer
de nuevo. Lo que más se necesita en nuestra obra de la escuela
sabática es la luz de la vida. En todas nuestras filas se necesitan
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