Página 203 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Los padres cristianos
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si fuesen infalibles. El Señor ha constituido al esposo como cabeza
de la esposa para que la proteja; él es el vínculo de la familia, el
que une sus miembros, así como Cristo es cabeza de la iglesia y
Salvador del cuerpo místico. Todo esposo que asevera amar a Dios
debe estudiar cuidadosamente lo que Dios requiere de él en el puesto
que ocupa. La autoridad de Cristo se ejerce con sabiduría, con toda
bondad y amabilidad; así también ejerza su poder el esposo e imite
la gran Cabeza de la iglesia
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Padres, trabajad juntos para la salvación de vuestros hijos
Si se descorriese el velo y ambos padres pudieran ver el trabajo
del día como Dios lo ve, y discernir cómo su ojo infinito compara
la labor de ambos, se asombrarían ante la revelación celestial. El
padre consideraría sus labores con más modestia, mientras que la
madre cobraría nuevo valor y energía para proseguir su tarea con
sabiduría, perseverancia y paciencia. Conocería entonces su labor.
Mientras que el padre trató con cosas perecederas que pasarán, la
madre contribuyó a desarrollar mentes y caracteres y trabajó no sólo
para este tiempo, sino para la eternidad
El deber del padre hacia sus hijos no puede delegarse a la esposa.
Si ella cumple su propio deber, tiene bastante carga que llevar. Úni-
camente si obran de concierto pueden el padre y la madre cumplir la
obra que Dios confió a sus manos.
El padre no debe excusarse de hacer su parte en la obra de educar
a sus hijos para esta vida y para la eternidad. Debe compartir la
responsabilidad. Tanto el padre como la madre tienen obligaciones.
Los padres han de manifestarse mutuamente amor y respeto, si
quieren ver estas cualidades desarrollarse en sus hijos.
El padre de niños varones debe tratar íntimamente con sus hi-
jos, darles el beneficio de su experiencia mayor, y hablar con ellos
con tanta sencillez y ternura que los vincule con su corazón. Debe
dejarles ver que todo el tiempo busca sus mejores intereses y su
felicidad.
El que tiene una familia de varones debe comprender que, cual-
quiera que sea su vocación, nunca debe descuidar las almas confiadas
a su cuidado. Trajo a estos hijos al mundo y se ha hecho responsable
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delante de Dios de hacer cuanto esté a su alcance para guardarlos