Página 419 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La oración por los enfermos
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recordando que la mano de un Padre nos lo acerca a los labios. Pero
si el enfermo recobra la salud, no debe olvidar que al ser objeto de la
gracia curativa contrajo nueva obligación para con el Creador. Cuan-
do los diez leprosos fueron limpiados, sólo uno volvió a dar gracias
a Jesús y glorificar su nombre. No seamos nosotros como los nueve
irreflexivos, cuyos corazones fueron insensibles a la misericordia
de Dios. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo
alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra
de variación”.
Santiago 1:17
[559]
El Ministerio de Curación, 171-178
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