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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
muestra que debemos ser tan perfectos en nuestra esfera como Dios
lo es en la suya.—
Testimonies for the Church 4:454, 455 (1880)
.
Un proceder que incita a la glotonería
218. Muchos de los que han descartado de su alimentación las
carnes y demás manjares perjudiciales, piensan que, por ser sus ali-
mentos sencillos y sanos, pueden ceder al apetito sin moderación
alguna, y comen con exceso y a veces se entregan a la glotonería. Es
un error. Los órganos digestivos no deben recargarse con una canti-
dad o calidad de alimento cuya asimilación abrume al organismo.
La costumbre ha dispuesto que los manjares se sirvan a la mesa
en distintos platos. Como el comensal no sabe siempre qué plato
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sigue, es posible que satisfaga su apetito con una cantidad de un
alimento que no es el que mejor le convendría. Cuando llega el
último plato se arriesga a excederse sirviéndose del postre tentador
que, en tal caso, le resulta perjudicial. Si todos los manjares de la
comida figuran en la mesa desde un principio, cada cual puede elegir
a su gusto.
A veces el resultado del exceso en el comer se deja sentir en
el acto. En otros casos no se nota dolor alguno; pero los órganos
digestivos pierden su poder vital y la fuerza física resulta minada en
su fundamento.
El exceso de comida recarga el organismo, y crea condiciones
morbosas y febriles. Hace afluir al estómago una cantidad excesiva
de sangre, lo que muy luego enfría las extremidades. Impone también
un pesado recargo a los órganos digestivos, y cuando éstos han
cumplido su tarea, se experimenta decaimiento y languidez. Los
que se exceden así continuamente en el comer llaman hambre a
esta sensación; pero en realidad no es más que el debilitamiento de
los órganos digestivos. A veces se experimenta embotamiento del
cerebro, con aversión para todo trabajo mental o físico.
Estos síntomas desagradables se dejan sentir porque la naturaleza
hizo su obra con un gasto inútil de fuerza vital y quedó completamen-
te exhausta. El estómago clama: “Dadme descanso”. Pero muchos
lo interpretan como una nueva demanda de alimento; y en vez de
dar descanso al estómago le imponen más carga. En consecuencia
es frecuente que los órganos digestivos estén gastados cuando de-