Página 151 - Consejos Sobre el R

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dominio del apetito
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carne. Preferían soportar la esclavitud, y aun la muerte, antes que
verse privados de la carne. Dios les concedió su deseo, dándoles
carne, y dejando que comieran hasta que su glotonería produjo una
plaga, de la cual muchos murieron.—
Christian Temperance and
Bible Hygiene, 43, 44
;
Counsels on Health, 111, 112 (1890)
.
Todos estos son ejemplos
Ejemplo tras ejemplo podría citarse para mostrar los efectos
de entregarse al apetito. Les pareció un asunto de poca monta a
nuestros primeros padres transgredir el mandamiento de Dios en ese
solo hecho: comer de un árbol que era tan hermoso a la vista y tan
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agradable al gusto; pero esto quebrantó su lealtad a Dios, y abrió
las puertas a una ola de culpabilidad y miseria que ha inundado el
mundo.
El mundo de hoy
El crimen y la enfermedad han aumentado con cada generación.
La intemperancia en el comer y beber, y la satisfacción de las pa-
siones más bajas, han entenebrecido las facultades más nobles del
hombre. La razón, en lugar de ser lo que domina, ha llegado a con-
vertirse en el esclavo del apetito en un grado alarmante. La gente
ha complacido un deseo progresivo por los alimentos suculentos,
hasta el punto de que ha llegado a estar de moda el atiborrar el
estómago de toda clase posible de esos alimentos. Especialmente
en reuniones de placer, el apetito es complacido sin restricciones.
Se sirven cenas suculentas y tardías, que consisten en carnes muy
sazonadas, con salsas concentradas, tortas, pasteles, helados, té, café,
etc. No es de admirar que con un régimen semejante, la gente tenga
una complexión pálida, y sufra de incontables agonías a causa de la
dispepsia.
234. Me fue presentado el actual estado de corrupción del mundo.
El espectáculo era terrible. Me he admirado de cómo los habitantes
de la tierra no fueron destruidos, como la gente de Sodoma y Go-
morra. He visto que hay razón suficiente para el actual estado de
degeneración y mortalidad en el mundo. La pasión ciega controla la
razón, y en muchos casos toda consideración elevada se sacrifica a
la lujuria.