Página 156 - Consejos Sobre el R

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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
[
Por nuestra causa Cristo ejerció un dominio propio más fuerte
que el hambre o la muerte—295
]
[
Cristo fortalecido para resistir por medio de su ayuno; su victo-
ria y ánimo para todos—296
]
[
Cuando fue más fieramente tentado, Cristo no comió nada—70
]
[
La fuerza de la tentación para complacer el apetito medida por
la angustia de Cristo durante su ayuno—298
]
El ejemplo de la victoria de Daniel
[182]
241. Las tentaciones a complacer el apetito representan un poder
capaz de ser vencido sólo con la ayuda que Dios puede impartir. Pero
con cada tentación tenemos la promesa de Dios de que habrá una
vía de escape. ¿Por qué, entonces, tantos son vencidos? Es porque
no ponen su confianza en Dios. No se valen de los medios provistos
para su seguridad. Las excusas ofrecidas para la complacencia del
apetito pervertido no tienen, por lo tanto, peso alguno ante Dios.
Daniel evaluaba su capacidad humana, pero no confió en ella.
Su confianza estaba puesta en la fuerza que Dios ha prometido a
todos los que acuden a él con humilde dependencia, descansando
plenamente en su poder.
Propuso en su corazón de no contaminarse con la porción de
la carne del rey, ni con el vino de su beber; porque sabía que un
régimen semejante no fortalecería sus facultades ni aumentaría su
capacidad mental. No quería usar vino, ni ningún otro estimulante
antinatural; no quería hacer nada que oscureciera su mente; y Dios
le dio “conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias”, y
también “entendimiento en toda visión y sueños”.
Daniel 1:17
...
Los padres de Daniel lo habían educado en su niñez en hábitos
de estricta temperancia. Le habían enseñado que debía conformarse
a las leyes de la naturaleza en todos sus hábitos; que su comer y
beber tenían una influencia directa sobre su naturaleza física, mental
y moral, y que era tenido por responsable, delante de Dios, por sus
capacidades; pues él las consideraba todas como dones de Dios, y
no debía empequeñecerlas o destruirlas por ningún proceder suyo.
Como resultado de esta enseñanza, la ley de Dios fue exaltada en su
mente, y reverenciada en su corazón. Durante los primeros años de
[183]
su cautividad, Daniel estaba pasando por una gran prueba que habría