Página 159 - Consejos Sobre el R

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dominio del apetito
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de sus cuerpos inteligentemente y en el temor de Dios, deben ser
elegidos para asumir responsabilidades en esta obra. Los que han
estado por mucho tiempo en la verdad, y sin embargo no pueden
distinguir entre los principios puros de justicia, y los principios del
mal, cuya comprensión con respecto a la justicia, la misericordia
y el amor de Dios están entenebrecidos, deben ser relevados de
sus responsabilidades. Toda iglesia necesita un testimonio claro y
preciso, que dé a la trompeta un sonido certero.
Si podemos despertar la sensibilidad moral de nuestros hermanos
sobre el tema de la temperancia, se ganará una gran victoria. Ha
de enseñarse y practicarse la temperancia en todas las cosas de
esta vida. La temperancia en el comer, en el beber, en el dormir, en
el vestir, es uno de los grandes principios de la vida religiosa. La
verdad colocada en el santuario del alma guiará en el tratamiento
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del cuerpo. Nada que concierna a la salud del agente humano ha
de considerarse con indiferencia. Nuestro bienestar eterno depende
del uso que hagamos durante esta vida de nuestro tiempo, nuestra
energía e influencia.—
Testimonies for the Church 6:374, 375 (1900)
.
Esclavos del apetito
245. Hay una clase que profesa creer la verdad, que no usa
tabaco, rapé, té o café, y que sin embargo es culpable de gratificar
el apetito de una manera diferente. Anhelan con vehemencia carnes
muy sazonadas, con salsas concentradas, y su apetito se ha pervertido
tanto que no pueden satisfacerse siquiera con carne, a menos que
se la prepare de una manera muy perjudicial. El estómago resulta
afiebrado, los órganos digestivos son recargados, y sin embargo el
estómago trabaja duramente para deshacerse de la carga que se le
impuso por la fuerza. Después que el estómago ha realizado su tarea
está exhausto, lo cual causa languidez. Aquí muchos son engañados,
y piensan que es la falta de alimentos lo que produce tal sensación,
y sin dar al estómago tiempo para descansar, toman más alimentos,
que por el momento quitan la languidez. Y cuanto más se complazca
el apetito, mayores serán sus clamores para ser gratificado. Estas
languideces son generalmente el resultado de comer carne, y comerla
con frecuencia, y en gran cantidad...