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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
El verdadero comienzo de la reforma
Los esfuerzos de nuestros obreros que enseñan la temperancia no
tienen bastante alcance para desterrar la maldición de la intemperan-
cia. Una vez formados los hábitos es difícil vencerlos. La reforma
debe empezar con la madre antes del nacimiento de sus hijos; y
si se siguieran fielmente las instrucciones de Dios, no existiría la
intemperancia.
Debiera ser el esfuerzo constante de cada madre conformar sus
hábitos con la voluntad de Dios, a fin de cooperar con él en proteger a
sus hijos de los vicios destructores de la salud y la vida que existen en
la actualidad. Sin dilación pónganse las madres en la debida relación
con su Creador, para que por su gracia ayudadora levanten alrededor
de sus hijos un baluarte contra la disipación y la intemperancia. Si
las madres siguiesen esa conducta, verían a sus hijos actuar como el
joven Daniel, y alcanzar una alta norma de moralidad e inteligencia,
siendo una bendición para la sociedad y un honor para su Creador.
El niño
340. El mejor alimento para el niño es el que suministra la natu-
raleza. No debe privárselo de él sin necesidad. Es muy cruel que la
madre, por causa de las conveniencias y los placeres sociales, procu-
re libertarse del desempeño de su ministerio materno de amamantar
a su pequeñuelo.
La madre que consiente que otra mujer nutra a su hijo debe
considerar cuáles puedan ser los resultados. La nodriza comunica
hasta cierto punto su propio temperamento y genio al niño a quien
amamanta.—
El Ministerio de Curación, 297 (1905)
.
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341. A fin de guardar paso con la moda, la naturaleza ha sido
maltratada, en vez de ser consultada. A veces las madres dependen de
una persona mercenaria, o es necesario sustituir el pecho materno por
la mamadera. Y uno de los deberes más delicados y agradables que
la madre puede cumplir para su hijito necesitado, quien amalgama
la vida materna con la suya, y quien despierta los sentimientos más
tiernos en el corazón de la mujer, es sacrificado en el altar de las
locuras fratricidas de la moda.
Hay madres que sacrifican sus deberes maternos de amamantar
a sus hijos simplemente porque les causa demasiada molestia estar