régimen durante la infancia
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limitadas por sus vástagos, que son el fruto de su propio cuerpo.
El salón de baile y las escenas de placer excitante han ejercido
una influencia paralizadora de las sensibilidades del alma. Esto ha
sido más atrayente para la madre amante de las modas que sus
deberes maternales hacia sus niños. Puede ser que confíe sus hijos
al cuidado de una persona asalariada, para que ejecute los deberes
que le corresponden a ella solamente. Sus falsos hábitos hacen que
los deberes necesarios y cuyo cumplimiento debiera serle un placer,
le resulten desagradables, porque el cuidado de sus niños estorba
las exigencias de la vida social. Una persona extraña cumple los
deberes de la madre, y da de su pecho el alimento para sostenerle la
vida.
Y esto no es todo. Ella también imparte su mal genio al niño
lactante. La vida del niño está vinculada con la de ella. Si la persona
asalariada es de un carácter tosco, apasionado e irrazonable; si no
es cuidadosa en lo moral, es muy probable que el niño sea igual o
muy parecido. La misma calidad de sangre que corre por las venas
de la nodriza correrá también por las venas del niño. Las madres
que arrancan a sus hijos de sus brazos maternos, y rehusan cum-
plir sus deberes maternales, por serles una carga que difícilmente
pueden cumplir, porque dedican su tiempo a la moda, son indignas
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del nombre de madre. Ellas degradan el noble instinto y los atribu-
tos sagrados de la mujer, y prefieren ser mariposas de los placeres
mundanos, teniendo menos sentido de su responsabilidad hacia su
posteridad que las bestias. Muchas madres reemplazan el pecho por
la mamadera. Esto es necesario porque no tienen alimento para sus
hijos. Pero en nueve casos de cada diez los métodos de vestir y de
comer que adquirieron en su juventud las han incapacitado para
cumplir los deberes que la naturaleza les ha asignado...
Siempre me ha parecido un asunto de frialdad despiadada el
hecho de que las madres que pueden amamantar a sus niños los
entreguen al biberón. En este caso es sumamente necesario obtener
la leche de una vaca sana y cuidar de que la mamadera y la leche
estén en perfecto estado higiénico. Este detalle es frecuentemente
descuidado y como resultado el niño sufre sin necesidad. Se pueden
presentar casos de afección intestinal y estomacal, y el pobre niño
enferma, aun cuando era sano al nacer.
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How to Live, 39, 40
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