Página 223 - Consejos Sobre el R

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régimen durante la infancia
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de la abnegación, con el fin de que puedan comer, beber y vestirse
teniendo en cuenta los mejores intereses de la salud.
344. No se debiera permitir que los niños coman dulces, frutas,
nueces u otros alimentos entre las comidas. Dos comidas por día
son mejores para ellos que tres. Si los padres dan el buen ejemplo, y
obran de acuerdo con los buenos principios, los niños no tardarán en
actuar correctamente. La irregularidad en la alimentación destruye
el tono sano de los órganos de la digestión, y cuando vuestros hijos
[270]
se acercan a la mesa, no apetecen el alimento sano; sus apetitos
anhelan lo que no es bueno para ellos. Muchas veces los niños han
sufrido por fiebres graves atraídas por una alimentación impropia,
siendo los padres los culpables. Es el deber de los padres asegurar
que los niños formen hábitos conducentes a la salud, y así ahorrarse
mucha angustia.—
Testimonies for the Church 4:502 (1880)
.
345. Se alimenta a los niños con demasiada frecuencia, lo cual
produce fiebre y sufrimientos de varias clases. El estómago no debe
ser mantenido constantemente trabajando, sino que debe tener perío-
dos de descanso. Sin éstos los niños se vuelven nerviosos, irritables
y están a menudo enfermos.—
The Health Reformer, septiembre de
1866
.
[
Hay que enseñar a los niños cuándo y cómo deben comer—288
]
[
Educación temprana de Daniel—241
]
[
Véase la Sección IX, “Regularidad en el comer”
.]
Educación temprana del apetito
346. Difícil sería exagerar la importancia que tiene el hacer ad-
quirir a los niños buenos hábitos dietéticos. Necesitan aprender que
comen para vivir y no viven para comer. Esta educación debe empe-
zar cuando la criatura está todavía en brazos de su madre. Hay que
darle alimento tan sólo a intervalos regulares, y con menos frecuen-
cia conforme va creciendo. No hay que darles dulces ni comida de
adultos pues no la puede digerir. El cuidado y la regularidad en la
alimentación de las criaturas no sólo fomentarán la salud, y así las
harán sosegadas y de genio apacible, sino que echarán los cimientos
de hábitos que las beneficiarán en los años subsiguientes.
Cuando los niños salen de la infancia todavía hay que educar
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con el mayor cuidado sus gustos y apetitos. Muchas veces se les