Página 231 - Consejos Sobre el R

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régimen durante la infancia
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y moral de los niños, que son propiedad de Dios comprados con su
sangre. Se ha encomendado a los padres una comisión sagrada, la
de guardar la constitución física y moral de sus hijos, para que el
sistema nervioso quede bien equilibrado y no esté en peligro su alma.
Los que miman el apetito de sus hijos, y no controlan sus pasiones,
verán la terrible equivocación que han cometido, en la formación de
esclavos adictos al tabaco y al alcohol, cuyos sentidos están entume-
cidos y de cuyos labios salen mentiras y profanidades.—
Testimonies
for the Church 3:567, 568 (1875)
.
La cruel bondad de la complacencia
358. Se me mostró que una de las causas principales de la si-
tuación deplorable que impera en la actualidad es que los padres
no sienten su obligación de criar a sus hijos de acuerdo con la ley
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natural. Las madres aman a sus hijos con un amor idólatra y miman
su apetito sabiendo que éste dañará su salud y como resultado les
traerá enfermedad y desdicha. Esa bondad cruel en gran parte se ma-
nifiesta en esta generación. Los deseos de los niños son satisfechos a
costa de la salud y de una feliz disposición, porque es más fácil para
la madre satisfacerlos momentáneamente que negarles lo que piden.
Así las madres están sembrando la semilla que crecerá y dará
fruto. A los niños no se les enseña a negarse los gustos ni a restringir
sus deseos. Se vuelven egoístas, exigentes, desobedientes, desagrade-
cidos e impíos. Las madres que hacen esto cosecharán con amargura
el fruto de la semilla que han sembrado. Han pecado contra el cielo
y contra sus hijos, y Dios las tendrá por responsables.—
Testimonies
for the Church 3:141 (1873)
.
359. Cuando padres e hijos se encuentren en el juicio final, ¡qué
escena presenciarán! Miles de niños que han sido esclavos de su
apetito y de vicios degradantes, cuyas vidas son naufragios morales,
se encararán frente a frente con los padres que los hicieron lo que son.
¿Quiénes, sino los padres, deben llevar esta responsabilidad? ¿Es el
Señor el culpable de la corrupción de estos jóvenes? ¡No! ¿Quién,
por lo tanto, ha hecho esta obra espantosa? ¿No fueron los pecados
de los padres transmitidos a los niños en apetitos pervertidos? y ¿no
fue terminada la obra por aquellos que descuidaron la enseñanza
según el modelo que Dios ha dado? Tan seguramente como que