Página 235 - Consejos Sobre el R

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régimen durante la infancia
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La causa de la irritabilidad y la nerviosidad
361. La regularidad debiera ser la regla en todos los hábitos de los
niños. Las madres cometen un grave error al permitir a sus hijos que
coman entre horas. El estómago se perturba por esta costumbre, y se
echan los cimientos para futuros sufrimientos. Su inquietud puede
haber sido motivada por alimentos malsanos que no fueron digeridos;
pero la madre considera que no puede perder tiempo para razonar
sobre el asunto, y corregir su proceder pernicioso. Ni tampoco puede
detenerse para calmar sus congojas impacientes. Ella les da a los
enfermitos un trozo de torta u otras golosinas para calmarlos, pero
esto simplemente aumenta el mal. Algunas madres, en su afán de
trabajar, son dominadas por el apresuramiento nervioso, volviéndose
más irritables que los niños, y tratan, por medio de reprensiones y
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hasta golpes, de atemorizar a los niños para que se estén quietos.
Con frecuencia las madres se quejan de la condición delicada de
sus hijos, y consultan al médico, cuando, si sólo quisieran usar un
poco de sentido común, verían que las dificultades son causadas por
equivocaciones cometidas en el régimen alimenticio.
Estamos viviendo en una época de glotonería, y los hábitos que
los niños están adquiriendo, aun en el caso de muchos adventistas del
séptimo día, están en oposición directa con las leyes de la naturaleza.
Me encontré sentada cierta vez a la mesa con varios niños de menos
de doce años de edad. Se les sirvió una abundante porción de carne,
y de pronto una niña delicada y nerviosa pidió pepinos en vinagre.
Un frasco de salsa que contenía mostaza y fuertes especias le fue
dado del cual se sirvió abundantemente. La niña era conocida por su
temperamento nervioso e irritable y estos condimentos picantes se
prestaban para producir este estado de cosas. El hijo mayor creía que
no podía comer una sola comida si no había carne y se manifestaba
muy disgustado, y llegaba hasta la falta de respeto si no se le servía.
La madre lo había mimado en sus gustos hasta el punto de haber
llegado a ser una esclava de sus caprichos. No le habían enseñado
a trabajar y pasaba su tiempo leyendo cosas inútiles o peores que
inútiles. Se quejaba casi constantemente de dolor de cabeza y no le
agradaban los alimentos sencillos.
Los padres deben mantener ocupados a sus hijos. La peor fuente
del mal es la indolencia. El trabajo físico que trae cansancio saluda-