Página 237 - Consejos Sobre el R

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régimen durante la infancia
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para compartirla? ¿Ponen delante de sus hijos los alimentos que
ellos saben que les proporcionarán la mejor calidad de sangre, que
mantendrán el organismo sin fiebre y lo pondrán en la mejor relación
con la salud y la vida, o, sin tener en cuenta el futuro bienestar de sus
niños, les proporcionan alimento malsano, estimulante e irritable?—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 134 (1890)
.
363. Pero aun los reformadores de la salud pueden equivocarse
en cuanto a la cantidad de alimento. Pueden comer desmedidamente
de un alimento bueno. Algunos en esta casa se equivocan en la
calidad. Nunca se han decidido acerca de la reforma pro salud. Han
elegido comer y beber lo que les agrada y cuando les agrada. Su
organismo se está perjudicando al seguir este método. No sólo esto,
sino que están perjudicando a sus familias al colocar sobre la mesa
alimentos excitantes, que fortalecerán las pasiones animales de sus
hijos, y los harán indiferentes a las cosas celestiales. Los padres
están así fortaleciendo las pasiones animales y disminuyendo las
fuerzas espirituales de sus hijos. ¡Qué penalidad costosa tendrán que
pagar al final! ¡Y se sorprenden de que sus hijos sean tan débiles
moralmente!—
Testimonies for the Church 2:365 (1870)
.
La corrupción entre los niños
364. Vivimos en una era corrupta. Es un tiempo en que Sata-
nás parece tener el control absoluto sobre las mentes que no están
completamente consagradas a Dios. Por lo tanto hay una gran res-
ponsabilidad que descansa sobre los padres y guardianes que tienen
niños que criar. Los padres han tomado sobre sí la responsabilidad
de traer al mundo estos hijos; y ahora ¿en qué consiste su deber?
¿Consiste en dejarlos que se críen como quieren y a su voluntad? Per-
mitidme deciros, una responsabilidad grande descansa sobre estos
padres...
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He dicho que algunos de Uds. son egoístas. No habéis compren-
dido lo que yo quería decir. Os habéis preocupado por los manjares
de mejor sabor. El gusto y el placer han tenido la preferencia, en
vez de la gloria de Dios y el deseo de progresar en la vida divina, y
alcanzar la santidad en el temor de Dios. Habéis consultado vues-
tros propios placeres, vuestro propio apetito; y mientras lo hacíais,