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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
El respeto que merece quien cocina
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369. Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera,
que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro,
los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los
ayudantes de mi familia.—
Joyas de los Testimonios 1:190 (1870)
.
370. Algunas personas que aprenden a ser costureras, linotipistas,
lectoras de pruebas, tenedores de libros o maestros de escuela, se
consideran demasiado aristocráticas para asociarse con la persona
que cocina.
Estas ideas han invadido casi todas las clases de la sociedad. Se
le hace sentir a la cocinera que su ocupación es tal que la coloca
bajo en la escala de la vida social, y que no debe esperar asociarse
con la familia en términos iguales. ¿Os sorprendéis entonces de que
señoritas inteligentes busquen otro empleo? ¿Os maravilláis de que
haya tan pocas cocineras educadas? La única maravilla es que, a
pesar de esto, haya tantas que quieran someterse a tal tratamiento.
La cocinera llena una función importante en los ámbitos de la
familia. Es la que prepara los alimentos que han de ir al estómago,
para formar el cerebro, los huesos y los músculos. La salud de todos
los miembros de la familia depende mayormente de su habilidad
e inteligencia. Los deberes de la casa nunca recibirán la atención
que demandan antes que quienes los realicen con fidelidad reciban
el debido respeto.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 74
(1890)
.
371. Hay muchísimas señoritas que se han casado y tienen fa-
milia, que poseen sólo escaso conocimiento práctico de los deberes
que corresponden a la esposa y madre. Pueden leer y tocar un ins-
trumento musical; pero no saben cocinar. No pueden hacer buen
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pan, lo cual es muy esencial para la salud de la familia... El cocinar
bien, el presentar alimentos saludables sobre la mesa de una ma-
nera atractiva, requiere inteligencia y experiencia. Quien prepara
los alimentos que han de ser colocados en nuestro estómago, para
ser convertidos en sangre a fin de nutrir el organismo, ocupa un
lugar muy importante y una posición muy elevada. El puesto de
una dactilógrafa, de una modista o de una profesora de música no
puede igualar en importancia al de la cocinera.—
Testimonies for the
Church 3:156-158 (1873)
.