Página 271 - Consejos Sobre el R

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régimen alimenticio en los sanatorios
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de la obra médico-misionera que los obreros de nuestros sanatorios
han de hacer es mostrar el valor de los alimentos sanos.
Está bien que no se sirva té, café o carne en nuestros sanatorios.
Para muchos, esto constituye un gran cambio y es privarlos de algo
importante. Poner en práctica otros cambios, como ser alterar el
número de las comidas por día, es posible que en el caso de algunos
haga más mal que bien.—
Carta 213, 1902
.
[
Véase en la Sección IX, Parte I: “Número de comidas”
.]
Exíjase solamente los cambios necesarios en los hábitos y las
costumbres
425. Los que están relacionados con esta institución han de re-
cordar que Dios desea que ellos vayan al encuentro de los pacientes
donde éstos están. Hemos de ser la mano ayudadora de Dios al
presentar los grandes problemas de la verdad para este tiempo; pero
no debemos tratar de interferir innecesariamente con los hábitos y
las costumbres de los que están en los sanatorios como pacientes o
huéspedes. Muchas de estas personas vienen a este lugar retirado
[uno de los sanatorios] para permanecer solamente unas pocas se-
manas. El obligarlas, por un tiempo tan corto, a cambiar sus horas
de comida, es someterlas a un gran inconveniente. Si hacéis esto,
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hallaréis, después de la prueba, que habéis cometido un error. Ave-
riguad lo que podáis con respecto a los hábitos de los pacientes, y
no exijáis de ellos cambiar estos hábitos cuando no se gana nada
especial por ese cambio.
La atmósfera de la institución debe ser agradable y hogareña,
y tan sociable como sea posible. Los que vienen para ser tratados
deben sentirse en casa. Los cambios abruptos con respecto a las
comidas los mantendrán en un estado de intranquilidad mental.
Sentimientos de incomodidad serán el resultado de la interrupción
de sus hábitos. Sus mentes estarán perturbadas, y esto producirá
condiciones antinaturales, en virtud de las cuales se los despojará
de las bendiciones que podrían de otra manera recibir. Cuando sea
necesario cambiar sus hábitos, hacedlo con tanto cuidado y en forma
tan agradable que ellos consideren el cambio como una bendición
más bien que como una incomodidad...