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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
Que vuestras reglas sean tan consecuentes que apelen a la razón
aun de aquellos que no han sido educados para ver todas las cosas
con claridad. A medida que os esforzáis por introducir principios de
verdad renovadores y transformadores en la vida práctica de los que
vienen al sanatorio para mejorar su salud, haced que ellos no vean
ninguna exigencia arbitraria impuesta sobre ellos. No les déis razón
alguna para sentir que se los obliga a seguir una conducta que ellos
no elegirían.—
Carta 213, 1902
.
Realizad gradualmente los cambios dietéticos
426. En las horas de la noche estaba hablando con vosotros dos.
Tenía algunas cosas que deciros sobre el asunto del régimen alimen-
ticio. Hablaba con libertad con vosotros, y os decía que tendríais que
hacer cambios en vuestras ideas con respecto al régimen de aquellos
que vienen al sanatorio desde el mundo. Estas personas han vivido
impropiamente a base de alimentos suculentos. Están sufriendo co-
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mo resultado de complacer el apetito. Se necesita una reforma en
sus hábitos relativos al comer y beber. Pero esta reforma no puede
ser hecha de una sola vez. El cambio debe realizarse gradualmente.
Los alimentos sanos presentados delante de ellos deben ser apeti-
tosos. Toda su vida, tal vez, han tenido tres comidas por día, y han
ingerido alimentos suculentos. Es un asunto importante alcanzar a
estas personas con las verdades de la reforma pro salud. Pero a fin de
inducirlas a adoptar un régimen razonable, debéis presentarles una
provisión abundante de alimentos sanos y apetitosos. Los cambios
no deben ser hechos en forma tan abrupta que ellos se vean desvia-
dos de la reforma pro salud, en vez de ser inducidos a adoptarla. Los
alimentos servidos deben ser agradablemente preparados, y deben
ser más suculentos de lo que vosotros o yo comeríamos...
Escribo esto porque estoy segura de que el Señor quiere que
nosotros tengamos tacto al ir a encontrar a la gente donde está,
en su estado de tinieblas y complacencia propia. En cuanto a mí,
personalmente, yo estoy decididamente en favor de un régimen
sencillo. Pero no sería lo mejor poner a pacientes mundanos que han
estado acostumbrados a complacer el apetito, bajo un régimen tan
estricto que ellos se vean disgustados con la reforma pro salud. Esto
no los convencerá de la necesidad de un cambio en sus hábitos en