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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
No debéis hacer prescripciones en el sentido de que nunca debe
consumirse carne, pero habéis de educar la mente, y dejar que brille
la luz. Dejad que la conciencia individual despierte a la necesidad
de mantener limpio todo el ser y de protegerlo, contra el apetito
pervertido...
Debemos ser cautelosos en este asunto de comer carne. Cuando
una persona cambia de un régimen carnívoro estimulante a un régi-
men de frutas y verduras, siempre tendrá al principio una sensación
de debilidad y falta de vitalidad, y muchos insisten en que esto es
un argumento en favor de la necesidad de consumir carne. Pero
este resultado es precisamente el argumento que debe usarse para
descartar un régimen a base de carne.
No debe insistirse en que el cambio sea abrupto, especialmente
en el caso de aquellos que tienen que hacer trabajo continuo. Edú-
quese la conciencia y fortalézcase la voluntad, porque así el cambio
puede hacerse con más prontitud y de buen grado.
Los tuberculosos que marchan en forma segura hacia la tumba
no deben hacer cambios drásticos en este respecto, sino que debe
tratarse cuidadosamente de obtener carne de animales que sean lo
más sanos posible.
Personas que tengan tumores que están acabando con su vida no
deben ser molestadas con el asunto de si deben dejar o no la carne.
Tened cuidado de no tomar medidas estrictas con respecto a este
asunto. No será de ayuda el imponer cambios, antes al contrario esto
perjudicará los principios relativos a la abstinencia de carne. Presen-
tad disertaciones en la sala. Educad la mente, pero no obliguéis a
nadie; pues tal reforma hecha bajo presión es inútil...
Ha de presentarse a todos los estudiantes y médicos—y éstos
habrán de transmitirlo a otros—, el hecho de que toda la creación
animal está más o menos enferma. La carne enferma no es rara, sino
común. Toda clase de enfermedades es introducida en el organismo
humano cuando se vive a base de carne de animales muertos. La
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debilidad resultante del abandono de un régimen a base de carne
pronto será vencida, y los médicos deben entender que no deben
convertir el estímulo producido por el consumo de carne en algo
esencial para la salud y la fuerza. Todos los que la abandonen inteli-
gentemente, después que se acostumbren al cambio, tendrán salud
en sus tendones y en sus músculos.—
Carta 54, 1896
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