régimen alimenticio en los sanatorios
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poner delante de ellos alimentos que sean a la vez apetitosos y
sanos.—
Carta 73, 1905
.
Para recomendar la reforma pro salud
El Señor quiere que la institución con la cual estáis relacionados
sea uno de los lugares que proporcionen mayor satisfacción y placer
en el mundo. Quisiera que manifestarais cuidado al proporcionar a
los pacientes un régimen que no haga peligrar su salud, y al mismo
tiempo recomiende nuestros principios de la reforma higiénica. Esto
puede hacerse, y al hacerse, hará favorable impresión en la mente de
los pacientes. Será una educación para ellos, porque les mostrará la
ventaja de una vida higiénica por encima de su propia forma de vivir.
Y cuando salgan de la institución, llevarán con ellos un informe que
estimulará a otros a ir allí.
La mesa de los ayudantes
444. Tenéis muy poco cuidado y sentís muy livianamente la
preocupación de proporcionar comidas bien presentadas y abundan-
tes para vuestros obreros. Ellos son los que necesitan abundancia
de provisiones frescas y sanas. Están constantemente cargados de
trabajo; su vitalidad debe ser preservada. Sus principios deben ser
educados. De entre todos los que se hallan en el sanatorio, ellos
deben recibir abundantemente los alimentos mejores, más sanos y
más fortificantes. La mesa de vuestros ayudantes debe suplirse, no
con carne, sino con una provisión abundante de buenas frutas, granos
y hortalizas preparados en forma agradable y sana. Vuestro descuido
en hacer esto ha aumentado vuestros ingresos comprometiendo en
un grado excesivamente grande la fuerza y las almas de vuestros
obreros. Esto no ha agradado al Señor. La influencia del menú entero
no recomienda vuestros principios ante aquellos que se sientan a la
mesa de los ayudantes.—
Carta 54, 1896
.
El cocinero, un misionero médico
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445. Conseguid la mejor ayuda que podáis para la cocina. Si
el alimento se prepara de tal manera que sobrecarga los órganos
digestivos, estad seguros de que se necesita una investigación. Puede