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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
El régimen más estricto no es el mejor
612. Hemos de ser puestos en contacto con las masas. Si presen-
táramos a esas masas la reforma pro salud en su forma más extrema,
se haría daño. Les pedimos que dejen de comer carne y de tomar té
y café. Eso está bien. Pero algunos dicen que la leche también debe
dejarse. Este es un asunto que debe manejarse con cuidado. Hay
familias pobres cuyo régimen consiste en pan y leche, y si pueden
conseguirla, un poco de fruta. Toda la carne debe ser descartada,
pero las verduras deben prepararse en forma apetitosa con un poco
de leche o crema o algo equivalente. Los pobres dicen, cuando se
les presenta la reforma pro salud: “¿Qué comeremos? No podemos
comprar las frutas oleaginosas secas (nueces)”. Al predicar el mensa-
je a los pobres, se me instruye a decirles que coman el alimento que
sea más nutritivo. Yo no puedo decirles: “No debéis comer huevos o
leche o crema. No debéis usar mantequilla en la preparación de los
alimentos”. El Evangelio debe ser predicado a los pobres, y no ha
llegado el tiempo para prescribir la dieta o el régimen más riguroso.
Llegará el tiempo cuando tendremos que descartar algunos ar-
tículos del régimen que ahora usamos, tales como la leche, la crema
y los huevos. Pero mi mensaje es que Ud. no debe anticipar el tiempo
de angustia, y así afligirse con la muerte. Espere hasta que el Señor
prepare el camino delante de Ud.
Le aseguro que sus ideas con respecto a la alimentación para
los enfermos no son aconsejables. El cambio es demasiado grande.
Aunque yo descartaría la carne como perjudicial, puede usarse algo
menos objetable, y esto se encuentra en los huevos. No quite la leche
de la mesa ni prohíba que se use en la cocción de los alimentos. La
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leche debe procurarse de vacas sanas, y debe ser esterilizada.
Llegará el tiempo cuando no podrá usarse leche con tanta abun-
dancia como ahora; mas no es éste el tiempo de descartarla...
Pero deseo decir que cuando llegue el tiempo en que ya no sea
seguro utilizar la leche, la crema, la mantequilla y los huevos, Dios
lo revelará. No han de defenderse los extremos en la reforma pro
salud. El problema de usar leche, mantequilla y huevos se resolverá
por sí mismo. Actualmente no tenemos ninguna preocupación en
esta materia. Que vuestra moderación sea conocida por todos los
hombres.—
Carta 37, 1901
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