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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
El cerdo es especialmente condenado
693. Dios os ha dado luz y conocimiento, que según habéis pro-
fesado creéis que provienen directamente de él. Esa luz os enseña a
negaros a satisfacer el apetito. Sabéis que el uso de carne de cerdo es
contrario al expreso mandato del Señor, no porque él deseara mani-
festar especialmente su autoridad, sino porque esa carne sería dañina
para los que la consumieran. Su empleo haría que la sangre fuera
impura, de manera que la escrófula y otros humores corrompieran
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el sistema, y todo el organismo sufriera. Especialmente los finos y
delicados nervios del cerebro se debilitan y su función se entorpece
de tal manera que las cosas sagradas no se disciernen, sino que se
colocan en un plano inferior con las cosas comunes.—
Testimonies
for the Church 2:96 (1868)
.
694. En los tejidos del cerdo hormiguean los parásitos. Del cerdo
dijo Dios: “Os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni
tocaréis sus cuerpos muertos”.
Deuteronomio 14:8
. Este mandato fue
dado porque la carne del cerdo es impropia para servir de alimento.
Los cerdos se alimentan de desperdicios, y sólo sirven para este fin.
Nunca, en circunstancia alguna, debería ser consumida su carne por
los seres humanos.—
El Ministerio de Curación, 241, 242 (1905)
.
695. El cerdo, aunque constituye uno de los artículos más co-
munes del régimen alimenticio, es uno de los más perjudiciales.
Dios no prohibió que los hebreos comiesen carne de cerdo única-
mente para mostrar su autoridad, sino porque no era un alimento
adecuado para el hombre. Llenaba el organismo con escrófula, y
especialmente en ese clima cálido producía lepra y diversas clases
de enfermedades. La influencia sobre el organismo en ese clima era
mucho más perjudicial que en un clima más frío. Pero Dios nunca
se propuso que se consumiese cerdo en circunstancia alguna. Los
paganos consumían el cerdo como alimento, y el pueblo norteame-
ricano ha utilizado abundantemente el cerdo como un importante
artículo de alimentación. La carne de cerdo no sería agradable al
paladar en su estado natural. De modo que se la torna apetecible
condimentándola abundantemente, lo que hace que una cosa mala se
torne peor. La carne de cerdo, por encima de todas las demás carnes,
pone la sangre en mal estado. Los que consumen carne de cerdo en
abundancia no pueden evitar estar enfermos. Los que hacen mucho
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