Página 41 - Consejos Sobre el R

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Razones de la reforma
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rostro despejado, la inteligencia clara y el aliento puro—todas estas
cosas eran certificado de buenos hábitos—constituían una insignia
de nobleza con la cual la naturaleza honra a los que son obedientes
a sus leyes.
La historia de Daniel y sus compañeros ha sido recordada en
las páginas de la Palabra inspirada para beneficio de los jóvenes de
todas las edades sucesivas. Lo que algunos hombres han hecho, otros
hombres pueden hacerlo. ¿Permanecieron estos jóvenes hebreos
firmes en medio de grandes tentaciones, y presentaron un noble
testimonio en favor de la verdadera temperancia? Los jóvenes de
nuestros días pueden dar un testimonio similar.
Haríamos bien en pensar en la lección que se presenta aquí.
Nuestro peligro no radica en la escasez, sino en la abundancia.
Estamos siempre tentados a los excesos. Los que quieran preservar
sus facultades intactas para el servicio de Dios, deben observar una
estricta temperancia en el uso de los productos de la generosidad
divina, así como abstenerse completamente de toda complacencia
perjudicial o degradante.
La generación naciente está rodeada de seducciones calculadas
para tentar el apetito. Especialmente en nuestras grandes ciudades,
toda forma de complacencia es facilitada y presentada como atracti-
va. Aquellos que, a semejanza de Daniel, rehusen mancillarse a sí
mismos, cosecharán la recompensa de sus hábitos de temperancia.
Con su mayor vigor físico y su poder de resistencia incrementa-
do, tienen un depósito bancario del cual pueden retirar en caso de
emergencia.
Los hábitos físicos correctos promueven la superioridad mental.
El poder intelectual, la fuerza física y la longevidad dependen de
leyes inmutables. Este no es un problema de azar o de casualidad.
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El Dios de la naturaleza no intervendrá para salvar a los hombres de
las consecuencias de violar las leyes de la naturaleza. Existe mucha
verdad genuina en el adagio: “Todo hombre es el arquitecto de su
propio destino”. Si bien los padres son responsables de la estampa
del carácter así como de la educación y preparación de sus hijos e
hijas, es cierto sin embargo que nuestra posición y utilidad en el
mundo depende, en gran medida, de nuestra propia conducta. Daniel
y sus compañeros disfrutaron los beneficios de la debida preparación
y educación en los primeros años de la vida, pero estas ventajas de