Página 413 - Consejos Sobre el R

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El té y el café
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han hecho un sacrificio por la causa de Dios, y están dormidos en
cuanto a lo que Dios requiere de ellos. Algunos de los más pobres
tendrán la mayor lucha para negarse a sí mismos estos estimulantes.
Este sacrificio individual no se exige porque la causa de Dios está
sufriendo por carencia de medios. Pero todo corazón será probado,
todo carácter desarrollado. Este es el principio en virtud del cual ha
de actuar el pueblo de Dios. El principio viviente debe ser realizado
en la vida.—
Testimonies for the Church 1:222 (1861)
.
El deseo vehemente interfiere el culto espiritual
743. El té y el café, así como el tabaco, tienen un efecto perni-
cioso sobre el organismo. El té es intoxicante; aunque menores en
intensidad, sus efectos son los mismos en carácter que las bebidas
alcohólicas. El café tiene una tendencia mayor a nublar el intelecto
y debilitar las energías. No es tan fuerte como el tabaco, pero tienen
efectos similares. Los argumentos que se presentan contra el tabaco
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pueden también aplicarse contra el uso del té y del café.
Los que tienen el hábito de usar té, café, tabaco, opio o bebidas
alcohólicas, no pueden adorar a Dios cuando están privados de estos
narcóticos habituales. Ocúpense en adorar a Dios mientras están
privados de estos estimulantes, y la gracia divina será impotente para
animar, vitalizar o espiritualizar sus oraciones o sus testimonios.
Estos cristianos profesos deben considerar cuál es la causa de su
placer. ¿Proviene ella de arriba o de abajo?—
The Review and Herald,
25 de enero de 1881
.
Los transgresores dominados por el estupor no son sin culpa
744. Satanás ve que no puede ejercer tanto poder sobre las men-
tes cuando el apetito se mantiene bajo control como cuando éste
es complacido, por esto él trabaja constantemente para inducir a
los seres humanos a la complacencia. Bajo la influencia de los ali-
mentos no saludables, la conciencia está dominada por el estupor,
la mente está oscurecida, y su susceptibilidad a las impresiones se
halla coartada. Pero la culpa del transgresor no disminuye porque la
conciencia ha sido violada hasta que se ha hecho insensible.