Página 415 - Consejos Sobre el R

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El té y el café
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a desear algo más fuerte, lo cual tenderá a aumentar la sensación
agradable, hasta que satisfacerlo llega a ser un hábito y de conti-
nuo se desean estimulantes más fuertes, como el tabaco, los vinos y
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licores. Cuanto más se complazca el apetito, tanto más frecuentes
serán sus exigencias, y tanto más difícil será dominarlo. Cuanto más
se debilite el organismo y menos pueda pasarlo sin estimulantes
antinaturales, tanto más aumentará la pasión por esas cosas, hasta
que la voluntad quede avasallada y no tenga ya fuerza para negarse
a satisfacer el deseo malsano.—
Joyas de los Testimonios 1:417, 418
(1875)
.
La única conducta segura
La única conducta segura consiste en no tocar ni probar té, café,
vino, tabaco, opio ni bebidas alcohólicas. La necesidad que tienen
los hombres de esta generación de invocar en su ayuda el poder de
la voluntad fortalecida por la gracia de Dios, a fin de no caer ante
las tentaciones de Satanás, y resistir hasta la menor complacencia
del apetito pervertido, es dos veces mayor hoy que hace algunas
generaciones.
El conflicto entre la verdad y la complacencia de sí mismo
746. Los hechos relativos a Coré y a su grupo, que se rebelaron
contra Moisés y Aarón, y contra Jehová, se relatan como una ad-
vertencia para el pueblo de Dios, especialmente para aquellos que
viven en la tierra cerca del tiempo del fin.
Satanás ha inducido a muchas personas a imitar el ejemplo de
Coré, Datán y Abiram, instigando la insurrección entre el pueblo de
Dios. Los que se permiten a sí mismos levantarse en contra del sen-
cillo testimonio, se engañan a sí mismos, y han pensado en realidad
que las personas sobre quienes Dios colocó las cargas de su obra
fueron exaltadas por encima del pueblo de Dios, y que su consejo y
sus reproches no se necesitaban. Se han levantado en oposición al
sencillo testimonio que Dios quería que presentaran en la reprensión
de los errores del pueblo de Dios. Los testimonios presentados en
contra de las complacencias perniciosas, como el té, el café, el taba-
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co en polvo, el tabaco para fumar, han irritado a cierta clase, porque
destruían sus ídolos. Muchos por un tiempo se hallaban indecisos