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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
entre hacer un completo sacrificio de todas estas cosas perjudiciales,
o rechazar los sencillos testimonios presentados, y entregarse a las
exigencias del apetito. Se mantuvieron en una posición de incerti-
dumbre. Había un conflicto entre sus convicciones de la verdad y su
propia complacencia. Su estado de indecisión las debilitó, y en el ca-
so de muchos, el apetito prevaleció. Su sentido de las cosas sagradas
fue pervertido por el uso de estos venenos lentos; y por último deci-
dieron plenamente, cualesquiera fueran las consecuencias, que no se
negarían a sí mismos. Esta temeraria decisión levantó de inmediato
un muro de separación entre ellos y los que se estaban limpiando
a sí mismos, como Dios lo ha ordenado, de toda inmundicia de la
carne y del espíritu, y que estaban perfeccionando la santidad en el
temor del Señor. Los testimonios directos presentados se interpo-
nían en su camino, y les producían gran inquietud, y hallaron alivio
en guerrear en contra de esos testimonios, y en luchar para hacer
que ellos mismos y que otros creyeran que los testimonios no eran
ciertos. Dijeron que las personas implicadas estaban en lo correcto,
pero que los testimonios de reprobación fueron los que produjeron
el problema. Y cuando los rebeldes despliegan su estandarte, todos
los desafectos se congregan en torno a él, y todos los defectuosos es-
piritualmente, los cojos, y los ciegos unen su influencia para esparcir
y sembrar la discordia.—
S Gifts 4:36, 37 (1864)
.
Las raíces de la intemperancia
747. Se hacen grandes esfuerzos para acabar con la intempe-
rancia; pero muchos de ellos no están bien dirigidos. Los abogados
de la reforma en favor de la temperancia deberían estar apercibidos
contra los pésimos resultados del consumo de alimentos malsanos,
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de condimentos, del té y del café. Deseamos buen éxito a todos los
que trabajan en la causa de la temperancia; pero los invitamos a que
observen más profundamente la causa del mal que combaten, y a
que sean ellos mismos consecuentes en la reforma.
Debe recordarse de continuo a la gente que el equilibrio de
sus facultades mentales y morales depende en gran parte de las
buenas condiciones de su organismo físico. Todos los narcóticos
y estimulantes artificiales que debilitan y degradan la naturaleza
física tienden también a deprimir la inteligencia y la moralidad. La